Un gol olímpico, un tanto de chilena o una diana de un portero son algunas de las suertes más llamativas que pueden producirse sobre un campo de fútbol y de todas ellas la última sea posiblemente la más difícil de ver. Pueden darse goles de porteros que han subido a rematar en situaciones desesperadas, pero es aún más complicado que un guardameta logre un tanto desde su posición natural con un lanzamiento desde su propia área. Y es lo que sucedió el pasado fin de semana en el partido que enfrentaba al Son Sardina y al Génova en la fase por la permanencia en Regional Preferente.
El portero del Son Sardina Héctor Oliver marcó el 1-1 de su equipo en el minuto 25 del encuentro. Su lanzamiento en largo botó y sorprendió a su homólogo en la portería del Génova, en el que la pelota rebotó tras dar en el travesaño para convertirse en el gol del empate. Una acción con dosis de fortuna para el cancerbero local y desgraciada para el visitante que supuso el empate después de que los visitantes se hubieran adelantado a los dos minutos de encuentro. A la poster el gol del portero del Son Sardina fue el inicio de la remontada para un equipo que acabó imponiéndose 4-3.
El triunfo tiene un gran valor para el Son Sardina, que ha elevado sus opciones de permanencia en Preferente después de las tres primeras jornadas de la segunda fase de la competición. Los de amarillo y negro han sumado siete de los últimos nueve puntos en disputa que han engordado el maltrecho casillero con el que terminaron la fase regular. Con los puntos arrastrados y los siete conseguidos en este segundo tramo del campeonato han elevado sus opciones de alcanzar la permanencia con siete jornadas aún por disputarse.