Han pasado nueve años, un tiempo aún insuficiente para dejar de asociar a la selección española al éxito. Pese a sus últimos grandes torneos. Su presente le acerca más a épocas pasadas de trincheras y listas discutidas del seleccionador. Nunca, desde la etapa de Javier Clemente, se había recordado tanto a los ausentes tras dos jornadas de una fase final.
Es lo que provoca los resultados inesperados. Lo primero añoranza. Con los éxitos de una generación irrepetible para el fútbol español, un grupo de futbolistas en el momento más álgido de sus carreras que alejaron fantasmas de cuartos primero para, después, derribar muros en la conquista de Europa y el mundo.
Mientras en aquel grupo sobraban referentes, en el presente España atraviesa un periodo de búsqueda y formación. Un rodaje abrupto al realizarse en una gran cita, en la que rebajar la media de edad a 26 años está teniendo duras consecuencias.
Entre los Iker Casillas, Carles Puyol, Sergio Ramos, Gerard Piqué, Xabi Alonso, Xavi, Iniesta, Fernando Torres o David Villa, varios internacionales españoles estaban entre los mejores del mundo en su demarcación. En el presente, no solo cuesta encontrar un líder desde la decisión de Luis Enrique de prescindir de Sergio Ramos, lo más complicado es situar a alguno de los 24 entre los primeros de su puesto.
Luis Enrique sabía que su lista generaría controversia por la ausencia de jugadores de peso y la abundancia de futbolistas inexpertos en grandes citas con la selección. «No es la lista que quería porque hay jugadores que por lesión no pueden estar. Hay bajas notables», admitió.
Era su apuesta. Había creado una selección de autor, prescindiendo en sus decisiones de la experiencia no solo de Ramos, marcado por las lesiones en 2021, sino también de Jesús Navas, Sergio Canales, Dani Parejo o Iago Aspas, nombres que no paran de repetirse en cualquier charla futbolística por las calles de Sevilla y todo el país.
La desesperanza ha marcado la salida de La Cartuja de la afición que acudió a animar a la selección en la Eurocopa. El seguidor no piensa en el proceso de crecimiento que experimenta un futbolista en estos torneos para poder volver a reinar en un corto plazo.
Ve otras selecciones señaladas como candidatas al título, como lo era España y así lo asumía Luis Enrique, «estamos entre las siete aspirantes», confesó, y las sensaciones tras no ser capaz de ganar a Suecia ni a Polonia, son negativas.
Pese a todo, España tiene en su mano pasar a octavos de final e incluso hacerlo como primera si vence a Eslovaquia. De los 15 futbolistas que jugaron ante Polonia, solo tres —Jordi Alba, Koke y Morata— tienen más de 25 internacionalidades.
Se demanda liderazgo en momentos duros de los partidos donde la experiencia es un grado. La aportará el regreso de Sergio Busquets, el último superviviente de los héroes que lo ganaron todo. La duda por despejar es si será suficiente para que el resto se libere de presión y vuelva a exhibir un fútbol que ilusione.
Llegados a este punto la selección española se juega todo a una carta ante Eslovaquia en la tercera jornada de la Eurocopa 2020, en el que será séptimo enfrentamiento ante una selección que le derrotó hace siete años en Zilina y con el dulce recuerdo de otro cruce decisivo, el que protagonizaron en la repesca del Mundial 2006. Eslovaquia es una selección joven en el panorama europeo. Nació en 1992 tras la división de Checoslovaquia, país que históricamente se le dio mal a España en cada visita. De cinco encuentros en Praga perdió cuatro, nunca ganó y lo máximo que obtuvo fue un empate sin goles el día que Raúl González debutó con la absoluta.
Mucho ha llovido desde entonces, desde aquella selección a la que España solo derrotó en cuatro ocasiones y cayó en siete de doce enfrentamientos, y la historia fue cambiando desde que se midió a Eslovaquia. Aunque existe un aviso a los hombres de Luis Enrique Martínez, que necesitan ganar en el tercer partido de la Eurocopa 2020 para avanzar a octavos de final y evitar una eliminación a las primeras de cambio.