Cuando Vicente Moreno Peris tomó la decisión de abandonar Mallorca y acomodarse en el banquillo del RCE Espanyol, sus críticos nunca quisieron aceptar que el preparador valenciano asumía un riesgo enorme. En esencia, se enrolaba en un equipo donde el ascenso era innegociable, una exigencia que también acentuaba las posibilidades de fracaso.
El regreso del Espanyol a Primera se daba por hecho incluso antes de que se iniciara el torneo, un detalle que Moreno tuvo que gestionar y administrar con cautela. Su equipo no tardó demasiado en instalarse entre los mejores, pero también perdió partidos e incluso llegó a ceder su sitio entre los dos primeros.
En Zaragoza (0-0) y con todavía cuatro jornadas por delante, el Espanyol certificó el sábado su vuelta a la máxima categoría y confirmó, de paso, que Vicente Moreno es el hombre ascenso. Durante los cuatro últimos años, el exentrenador balear ha conseguido tres veces mejorar la graduación de sus equipos. Si se amplía el radio de acción, Moreno ha sellado cuatro ascensos en siete temporadas.
La única mácula que aparece en su hoja de servicios es el descenso con el Mallorca (19-20), aunque también es probable que ningún entrenador del mundo hubiera conseguido extraer un mayor rendimiento a una plantilla corta y con escasa experiencia.