Lo que para las autoridades sanitarias españolas no es una cuestión prioritaria beneficiaría en gran medida a los balances económicos de los grandes clubes de fútbol, muy golpeados por la crisis económica del COVID. A pesar de que el presidente de LaLiga, Javier Tebas, anunciara el regreso del público a los estadios a partir del próximo enero parece poco probable que el Gobierno cambie de posición y autorice la vuelta de los aficionados mientras se intenta evitar a toda costa una voraz tercera ola de la pandemia.
Sin embargo, la situación varía mucho entre países y competiciones, y en casi en cada contexto el protocolo es diferente. Por ejemplo, la UEFA permite que sean las autoridades nacionales quienes decidan en cada caso si procede que los aficionados asistan en persona al campo durante los partidos de Champions y Europa League.
¿Dónde pueden animar los hinchas de fútbol a sus equipos cerca de ellos? La Premier League inglesa acaba de retomar los partidos con público tras nueve meses de ausencia. No se trata de la primera gran liga europea que afronta la reapertura, puesto que antes la Bundesliga alemana, entre otras, lo intentó. Sin embargo la aventura duró unas pocas semanas, y las autoridades teutonas acabaron por volver a vetar la asistencia en un contexto de incremento de positivos de coronavirus.
En el caso inglés esta no se dan aún en todos los campos. En este sentido, en zonas donde la incidencia de la enfermedad es alta no se permite la apertura de las instalaciones deportivas, caso de Manchester, y el protocolo no ha estado extento de críticas.
Por ejemplo, el entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, ha considerado poco lógico concentrar a los 2.000 asistentes permitidos en una sola grada de un campo con 50.000 asientos, sin posibilidad de mantener la distancia.
En India han creado una 'superburbuja' para aislar la competición y prevenir los contagios; una única sede con aislamiento de los jugadores y equipos técnicos y duras sanciones a aquellos que se salten las medidas de prevención pretenden garantizar la viabilidad de la práctica deportiva de alto nivel.
Aunque, quizás, el caso más llamativo del planeta fútbol lo tengamos en Japón. En el país del sol naciente hace meses que los aficionados asisten a los campos de fútbol, aunque con estrictas limitaciones que se cumplen rigurosamente: nadie puede animar de viva voz, ni cantar, gritar, silbar ni lanzar improperios al trencilla. Tan solo transmiten su pasión con aplausos.