Reconocen estar preocupados por las noticias que llegan desde España después del estado de alarma decretado el pasado sábado en todo el territorio nacional. Alejados de sus seres queridos y confinados en sus domicilios, viven enganchados al móvil y a las redes sociales para conocer de primero mano la situación de sus familiares y amigos y el estado de un país blindado. La Armada Balear de futbolistas que realizan su trabajo en el extranjero se encuentran «bien», aunque «intranquilos» por la extensión del coronavirus. Desde Chipre hasta Holanda, pasando por Arabia Saudí, Grecia o Ecuador, Ultima Hora contactó con algunos de los jugadores mallorquines que observan desde la distancia esta crisis sanitaria que también les ha afectado de lleno en su vida cotidiana.
Emilio Nsue, que militan en el Apollon Limasol de la Liga Chipriota, se encuentra recluido en su domicilio después de que la competición decidiera aplazarse durante los próximos 15 días, al igual que ha sucedido en España. «Entrenamos en principio el lunes y será entonces cuando nos digan qué pasos a seguir y si van a parar también los entrenamientos una semana o dos», comenta el jugador mallorquín.
La situación del país es similar a la de aquí:«Aquí no hay colegio y todo el tema de ocio (terrazas, bares, restaurantes...) también está cerrado. Todo el mundo en casita con la cuarentena y disfrutando de la familia», apunta.
Didac Devesa milita en el Ermis Aradippou de la Segunda chipriota y, al igual que Nsue, está a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos. «El virus ha llegado más tarde -apenas hay 21 casos confirmados- y llegó como consecuencia de la llegada de turistas. La gente se queda en casa por lo que está sucediendo en España e Italia, pero en menor medida», subraya Didac, que tiene a su familia repartida. «Mi hermana estudia en Madrid y allí se ha quedado. Mi madre, que iba a ir a visitarla, al final tuvo que cancelar el vuelo. Y la familia de mi padre se encuentra en Barcelona. Estoy en permanente contacto con ellos», señala el mallorquín, que sigue las pautas marcadas en el territorio nacional porque «va a infectarse mucha gente y reaccionarán tarde».
A más de 12.000 kilómetros de Chipre, en Ecuador, Dani Nieto se preparaba para calzarse las botas con su club, Independiente del Valle, cuando La Liga Profesional de fútbol anunció la paralización del torneo ecuatoriano, debido a la propagación del virus covid-19. «Teníamos que jugar un partido a puerta cerrada, pero al final se suspendió. Las competiciones internacionales (tanto la Sudamericana como la Libertadores) se han suspendido y aunque todavía no ha alcanzado la gravedad, ya comienzan a registrarse casos».
Nieto reconoce que aún no estamos «muy al día», aunque toma precauciones: «Del campo a casa y de casa al campo. A lavarse bien las manos y procurar no salir mucho a la calle».
En Holanda, el delantero Adrián Dalmau (FC Utrecht) se ejercita en casa a la espera de que se reanude la competición, aplazada ya hasta final de mes a pesar de que los casos en Países Bajos (1.135) no son de los más importantes de Europa. «En el club nos han enviado para casa hasta el lunes sin poder salir de aquí como medida de prevención. Aquí han prohibido cualquier tipo de reunión o eventa con más de 100 personas y la final de Copa, que tenemos el 19 de abril, de momento está en el aire y no se sabe qué pasará. La idea es que se pueda retomar la competición, pero dependerá de cómo evolucione el virus. Mucha precaución, mucha higiene y sin salir de casa».
El técnico Toni Cazorla, que pertenece al Al Shoullah de Arabia Saudí, se encuentra confinado en el país. La competición se ha detenido y no puede entrar ni salir nadie del país.
Juanan y Xisco regresaron de India
Juanan González y Xisco Hernández ya regresaron a la Isla tras la conclusión de la Liga India, cuyo campeonato se decidió a puerta cerrada el pasado sábado. «Nosotros no llegamos a la final y volví antes. Pero allí cerraron todo desde el principio cuando apenas tenían casos», apunta Juanan.