La final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, postergada tras incidentes violentos que afectaron a jugadores, se disputará entre el 8 y 9 de diciembre en una sede a definirse, anunció el martes la Conmebol, en una sede a definirse fuera de Argentina.
El organismo rector del fútbol sudamericano dijo también que debido a los hechos de violencia ocurridos el 24 de noviembre cerca del estadio Monumental, no era prudente jugar el encuentro en Argentina.
«La administración, junto con consejo de Conmebol, decidió que el partido, sujeto a la decisión de la comisión disciplinaria (...) se va a jugar fuera del territorio argentino porque entendemos que no están dadas las condiciones», dijo a periodistas el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
«El fútbol no es lo que se vivió este fin de semana, eso es una enfermedad que hay que erradicar», agregó Domínguez luego de reunirse con los presidentes de los dos clubes en las afueras de Asunción en referencia a los hechos de violencia que se produjeron en Buenos Aires.
La final estaba inicialmente prevista para el sábado, pero se suspendió luego de que un grupo de hinchas violentos de River atacó el autobús que trasladaba a la delegación de Boca y provocó heridas a varios futbolistas. El partido fue programado para el domingo, pero la Conmebol volvió a posponerlo tras considerar que no existía «igualdad deportiva».
Boca reclamó y la unidad de disciplina abrió un proceso contra River, que debe resolverse.