Actualmente transita por la Segunda División, pero su largo devenir por la máxima categoría ha servido para que el Collerense se haya ganado el respeto del balompié femenino español. Han vestido su camiseta jugadoras de referencia en Europa y en la Liga Iberdrola como Virginia Torrecilla o Mariona Caldentey, y otras que se han consolidado en la élite, como Maitane. Pero dos de sus últimos grandes productos han dado el paso al frente que consolida al Collerense como una factoría de cabecera para el fútbol femenino español... Y Mundial.
El pasado lunes, la semifinal del Campeonato del Mundo Sub 20 que midió a España y Francia tuvo dos protagonistas. Y las dos llevan el inconfundible sello del club palmesano, en el que (por ahora) sigue militando una de ellas. La guardameta Cata Coll, con su parada ante una pena máxima, y la autora del tanto que valió el billete a la final, polivalente centrocampista Patri Guijarro, máxima goleadora del torneo, hicieron del histórico duelo ante Francia un partido para los anales del deporte balear.
Ahora, queda un último peldaño. Cata y Patri han alcanzado un escenario hasta ahora inédito para las selecciones de fútbol femeninas en España: la final del un Mundial. Noventa minutos y Japón (viernes, 19:30 horas, Gol TV y Eurosport).
Felicidad
Cata Coll se mostró «orgullosa» por haber contribuido, con un penalti parado en el minuto 76 a la francesa Marie-Antoinette Katoto, a la gesta. «Es un orgullo haber podido parar ese penalti, porque era la victoria o el empate y seguir sufriendo. Y estoy orgullosa del trabajo del equipo», reconoció la meta del Collerense tras ser elegida la mejor jugadora del encuentro disputado en el Stade de la Rabine, en la localidad francesa de Vannes.
«Hemos superado partidos duros ante los mejores equipos del mundo», subrayó Coll. En referencia a la gran final, indicó que la afrontarán «con la máxima ilusión». «Nunca habíamos llegado y jugado una final y es un orgullo estar ahí», sentenció la isleña, cuya cotización en el mercado se ha disparado tras su brillante concurso en el Mundial Sub 20, aunque sus planes pasan por continuar la próxima temporada en el club que le ha brindado, al igual que a Patri Guijarro y otras muchas jugadoras, la gran oportunidad de presentarse a escala nacional.
Con la felicidad presente en su rostro y cada uno de sus gestos, la otra mallorquina de una selección para la historia, Patri Guijarro, comentó que «todas juntas hemos llegado hasta aquí y lucharemos por el triunfo» ante Japón este viernes, día 24, en el Stade de la Rabine, de Vannes.
Para ese choque se clasificaron tras «derribar todos los muros» que se encontraron ante el conjunto anfitrión. La selección española terminó el partido con 10 jugadoras, por la expulsión de Aitana Bonmatí, y mantuvo su portería a cero gracias a la intervención de Cata Coll en un penalti botado por Marie-Antoinette Katoto. «Yo sabía que la iba a parar», bromeó Patri Guijarro, exultante tras mostrar otra vez su acierto goleador. «Ha sido muy raro, pero tenía que darle como sea. Ha ido llorando, ajustada, pero ha entrado», celebró la jugadora mallorquina, que también es una fija en los esquemas de una selección absoluta que en 2019 tiene otra cita mundialista en Francia, en la que la jugadora del Barça estará.
Experiencia
Dos personas que conocen bien a Cata y Patri son los técnicos Biel Pons y Miquel Bestard, actual y otrora entrenadores del Collerense. El denominador común de ambas y un nombre que sonará con más fuerza todavía tras este logro. El actual preparador conoce como pocos a Coll y tuvo la oportunidad de coincidir con Guijarro. «A Patri la veías que valía desde el principio. Es muy trabajadora y lleva una marcha más que el resto. Su clase y su capacidad de trabajo son sus grandes argumentos», explica Pons, quien se deshace en elogios hacia Cata «porque es la primera en cada entrenamiento, un ejemplo, una trabajadora». Bestard rememora los orígenes de Patri, «que con 15 años hacía cosas que destacaban en Primera» y se alegra por ella. Y por Cata. «Este éxito relanzará el fútbol femenino», apostilló.