Francia va a ampliar la prohibición de la venta y el consumo de alcohol en los perímetros sensibles de las ciudades sede de la Eurocopa de fútbol, una medida que se impondrá tanto los días de partido como la víspera.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, en una comparecencia ante la prensa tras los altercados de ayer en Marsella entre hinchas ingleses y rusos, explicó que había pedido a los prefectos (delegados del Gobierno) que apliquen esas prohibiciones «la víspera y los días de partidos y los días de apertura de las zonas de hinchas».
Se trata de impedir «la venta, el consumo y el transporte de bebidas alcohólicas en los perímetros sensibles», en la calle, en las tiendas y en establecimientos autorizados a que los clientes se lleven lo que compran, señaló Cazeneuve.
El ministro añadió que los prefectos también podrán establecer interdicciones en las terrazas de bares y restaurantes para evitar instrumentos «susceptibles de ser utilizados como proyectiles».
Además, a los aficionados que sean identificados por haber participado en incidentes, la autoridad administrativa les impedirá acercarse a los estadios, a las zonas de hinchas y a otras áreas que se consideren potencialmente conflictivas en las ciudades sede de la Eurocopa.
Este sábado hubo ocho detenidos durante las algaradas de Marsella, que se añadían a siete la víspera, cuando ya se habían registrado incidentes, pero de mucha menor gravedad. De la decena que seguían bajo arresto, varios serán juzgados a partir de mañana por el procedimiento de comparecencia inmediata, indicó la Fiscalía.
También se produjeron enfrentamientos anoche en Niza, con varios heridos, y esta misma tarde se han constatado ataques de hinchas alemanes a otros ucranianos -algunos de los cuales han resultado heridos- en el centro de Lille, pocas horas antes de que se dispute en esa ciudad del norte de Francia el partido entre sus dos selecciones.
Cazeneuve defendió que el dispositivo policial de Marsella «estaba correctamente dimensionado», que «fue reactivo y permitió restablecer la calma en una hora y media al separar a los protagonistas fuertemente alcoholizados y prestar inmediatamente socorro a los heridos».
Frente a las críticas por improvisación, indicó que no aceptará «nunca» la idea de que para una competición de fútbol haya que «transformar los centros de las ciudades en fortalezas en las que deberían patrullar miles de policías y gendarmes para preservar al resto de la población de comportamientos bárbaros que penalicen a los vecinos y a los aficionados sinceros».
Insistió en que los grupos violentos «toman el deporte como pretexto» y por eso las federaciones y las instancias deportivas «no deben tener ninguna complacencia» con ellos.
«Es absolutamente necesario -argumentó- que las federaciones nacionales de los países cuyos hinchas crean incidentes de esta naturaleza sean penalizadas al nivel de las perturbaciones que engendran» tanto en el interior como en el exterior de los estadios, por eso se felicitó por la amenaza de sanciones de la UEFA.
Los enfrentamientos de ayer entre ingleses y rusos en Marsella, en los que resultaron heridos 35 aficionados, entre ellos cuatro graves, uno de los cuales seguía hoy entre la vida y la muerte, han avivado la polémica sobre la conveniencia de dificultar el acceso al alcohol, ya que muchos de los implicados estaban borrachos.
En Marsella, ayer había restricciones a la venta de alcohol en las zonas próximas al estadio Velódromo donde se disputó el encuentro y al área de los hinchas en la playa, pero no en el casco histórico.
Y fue precisamente allí, en la zona del Puerto Viejo, donde varios cientos de hinchas violentos se enfrentaron a golpes con botellas, palos, sillas y mesas de los bares, y cualquier objeto que encontraron a su paso.
En Lens (norte), otra de las sedes de la competición -que se va prolongar hasta el 10 de julio-, las autoridades municipales habían establecido de antemano una prohibición de venta de alcohol los días de partido.