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El Celta da la campanada en el Calderón

Los jugadores del Celta de Vigo celebran su victória sobre el Atlético de Madrid en el Estadio Vicente Calderón (2-3). | Reuters

| Madrid |

Atlètico de Madrid 2 - 3 Celta de Vigo

Atlético de Madrid: Moyá; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe; Saúl (Óliver, m. 62), Gabi, Koke; Griezmann, Vietto y Carrasco (Correa, m. 58).

Celta: Rubén Blanco (Sergio Álvarez, m. 46); Hugo Mallo, Sergi Gómez, Cabral, Jonny; Radoja; Wass, Iago Aspas, Tucu Hernández, Orellana; y Guidetti (Beauvue, m. 80).

Goles: 1-0, m. 21: Pablo Hernández cabecea un centro de Orellana. 1-1, m. 28: Griezmann marca tras un rechace de Ruben Blanco. 1-2, m. 55: Guidetti, con un derechazo desde lejos. 1-3, m. 63: Pablo Hernández cabecea un centro desde la derecha de Hugo Mallo. 2-3, m. 81: Correa, de jugada individual.

Árbitro: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Amonestó a los locales Vietto (m. 15), Filipe (m. 67) y Koke (m. 79) y al visitante Guidetti (m. 34).

Incidencias: partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 35.000 espectadores.

El Celta jugará las semifinales de la Copa del Rey después de quince años, conducido por su formidable segunda parte en el Vicente Calderón, por los goles del chileno Pablo 'Tucu' Hernández y el sueco John Guidetti y por una victoria rotunda frente al Atlético de Madrid, noqueado a la vuelta de los vestuarios (2-3).

Un formidable y merecido premio para la valentía del equipo celeste, que salió a ganar y ganó al conjunto rojiblanco en su estadio, sin especular ni un solo minuto ni con el 0-0 ni con el posterior 1-1, en un ejercicio ambicioso, de buen fútbol, fuerza y pegada en ataque con el que desdibujó al Atlético en su casa.

Le hizo tres goles al conjunto rojiblanco, que solo había encajado trece en los 32 encuentros anteriores de esta temporada, uno de ellos precioso de Guidetti, y le doblegó sin matices, primero desde un partido trepidante en el primer tiempo, cerrado con un 1-1, y después desde un segundo tiempo que fue suyo de principio a fin.

Nadie se reservó nada desde el inicio del encuentro. Ni desde el once, ni desde la presión, ni desde su intención de ganar el partido. Ni el Atlético ni el Celta, enfrentados en una pugna de tremenda intensidad, con ambición, con la batalla por cada balón y cada posesión como si fuera la última, la definitiva de la eliminatoria.

No permitía otra situación el 0-0 de la ida en Balaídos ni la clasificación para las semifinales ni una competición que provoca encuentros así, a todo o nada, como el que disputaron este miércoles los dos equipos en el Vicente Calderón, dispuestos a golpear sobre la portería rival, entre mucha tensión, concentración y fricción.

Lo hizo primero el Celta, justo cuando mejor se sentía el Atlético en el inicio del duelo, liderado por la potencia descomunal de Saúl Ñíguez. Era el minuto 21, cuando, en una acción de estrategia, puso en juego el balón el danés Daniel Wass, lo esperó en la esquina del área el chileno Orellana y culminó la jugada con su envergadura y un certero cabezazo su compatriota Pablo 'Tucu' Hernández (0-1).

Y siete minutos después, cuando parecía que el conjunto local tardaría mucho más en asumir el gol en contra, cuando más controlado parecía el choque para el Celta, respondió el Atlético y el francés Antoine Griezmann, imparable ante la meta contraria y atento a un rechace de Rubén Blanco a un disparo del belga Yannick Carrasco.

Empate, igual como empezó el partido, pero con matices, porque ya no había opción de prórroga, porque ya cualquier igualada favorecía al Celta, porque ya habían pasado 45 minutos de enfrentamiento con mucho movimiento físico y un par de ocasiones por bando, y porque la responsabilidad ya recaía sí o sí en el Atlético. Necesitaba un gol.

No se acercó apenas a él ni en el último cuarto de hora del primer tiempo ni en buena parte del segundo, superado por el Celta, que nunca jugó con el reloj ni con el empate, que vino al Calderón a ganar y lo consiguió. Sin ninguna duda. Menos aún desde la vuelta al vestuario, por encima desde entonces de un Atlético desdibujado.

Y rematado por el conjunto celeste desde las botas del sueco John Guidetti, del chileno Pablo Hernández, de su presión y de un funcionamiento colectivo casi perfecto. Primero no marcó por centímetros, los que le faltaron a Guidetti para superar a Moyá y para que no saliera la pelota en su pase a Pablo Hernández.

Después, sí. Dos veces más. La primera en la enésima pérdida de balón del Atlético en medio campo, entre Saúl que la conducía y Gabi que no supo si intervenir o dejar el camino a su compañero, la pelota fue para Guidetti, que sacó un derechazo potente, en parábola, estupendo al fondo de la portería defendida por Moyá.

Era el minuto 55. En el 63, de un saque de banda surgió el 1-3 de Pablo Hernández, otra vez imponente en su cabezazo dentro del área, solo para rematar un servicio desde la derecha de Hugo Mallo. Entre medias, el argentino Ángel Correa había estrellado el 2-2 en el larguero. En ocho minutos quedaron cerrados duelo y eliminatoria.

Por mucho tiempo que hubiera por delante y por mucho que el Atlético, desanimado con el 1-3, marcara el 2-3 por medio de Correa a diez minutos del final, porque la clasificación, incontestable, era del Celta, de nuevo en unas semifinales de Copa 15 años después.

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