Málaga 1 - 0 Levante
Málaga: Caballero; Gámez, Weligton, Demichelis, Monreal; Joaquín (Sebastián Fernández, m.77), Toulalan, Cazorla, Eliseu (Camacho, m.70); Isco (Duda, m.90) y Rondón.
Levante: Munúa; Pedro López (Rubén, m.78), Ballesteros, Cabral, Del Horno; Valdo, Oscar Serrano (Botelho, m.56), Farinós, Barkero; Ghezzal (El Zhar, m.88) y Koné.
Gol: 1-0, M.50: Rondón.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Colegio Gallego). Mostró tarjeta amarilla a los malaguistas Isco (m.85), Duda (m.90), Sebastián Fernández (m.90) y Toulalan (m.90), y a los futbolistas del Levante Pedro López (m.28) y Ballesteros (m.87).
El Málaga, merced a un gol del venezolano José Salomón Rondón, dormirá hoy en puestos de Liga de Campeones al ganar 1-0 a la UD Levante y arrebatarle así la cuarta plaza, en un partido en el que los malaguistas igualaron su mejor marca de tres triunfos seguidos, como hizo entre la segunda y la cuarta jornadas.
El técnico malaguista, el chileno Manuel Pellegrini, revolucionó el once con la entrada del defensa argentino Martín Demichelis y de los centrocampistas Joaquín y Eliseu Pereira, por Mathijsen, Recio y Sebastián Fernández.
Su homólogo en el banquillo granota, Juan Ignacio Martínez, tuvo que recomponer su equipo por las bajas por sanción del defensa Juanfran y del centrocampista Iborra, además del medio centro Xavi Torres, cedido por el Málaga, con lo que les sustituyeron Del Horno, Farinós y Oscar Serrano.
El Málaga, como viene siendo habitual en La Rosaleda, empezó dominando, con alguna ocasión esporádica del delantero venezolano Rondón, que intervino en las dos más claras, aunque en la segunda su cabezazo casi lo introdujo un defensor en su propia portería.
El conjunto levantino le dio la iniciativa al Málaga y esperó pacientemente algún error del contrario para hacer daño, aunque los locales mostraron su firmeza en el centro del campo y al Levante se le hizo difícil llegar a la portería de Willy Caballero, que estuvo los primeros 34 minutos del choque sin tocar el balón.
El Málaga intentaba jugar por las bandas aprovechando la velocidad de Eliseu y Joaquín, con la ayuda de los laterales Monreal y Gámez, además de Isco, que alternaba con sus movimientos la derecha y la izquierda.
El propio Isco pudo adelantar a los blanquiazules con un disparo que salió fuera por escasos centímetros.
Los malaguistas eran dominadores claros ante un Levante timorato, encerrado y con escasas apariciones en el área contraria. Un único lanzamiento de Ghezzal se marchó fuera en el minuto 38.
En el bando malagueño, Joaquín volvió a probar a Munúa, que repelió su disparo, y Rondón, de cabeza tras un saque de esquina, tuvo el 1-0, pero Del Horno despejó cuando el balón se colaba.
Era un milagro que el encuentro llegara al descanso con empate a cero por las múltiples ocasiones que había tenido el Málaga, con hasta quince acercamientos a la portería levantinista.
El Levante tomó aire en el vestuario y salió dispuesto a cambiar el resultado. Su jugador más incisivo, el francés Ghezzal, lanzó desde fuera del área y a punto estuvo de marcar.
Sin embargo, en la siguiente jugada, una falta lateral de Joaquín la cabeceó a gol Rondón cruzando el balón a la parte izquierda de Munúa en el minuto 50, en el que a la postre fue el definitivo 1-0.
Los locales habían hecho lo más difícil, romper el sistema defensivo del Levante, impecable hasta esos momentos.
A partir de ahí, el conjunto levantino abrió líneas y se mostró más incisivo. Koné, anticipándose a la salida de Caballero, pudo empatar, pero el balón se marchó fuera.
Tras unos minutos de transición, con un Málaga agotado y un Levante sin mordiente, sin pegada, liado con los cambios su técnico Juan Ignacio Martínez.
Aún así, hubo destellos por parte del levantinista Koné y de los malaguistas Rondón y Sebastián Fernández, que, solo, mandó fuera un disparo claro, mientras que el Levante pudo igualar por medio de Cabral, pero no supo finalizar cuando estaba delante de Caballero, que le adivinó la intención.
En los instantes finales, con el Málaga defendiendo, el Levante soñó con la igualada tras una volea de Farinós, pero el esférico rozó el larguero y, al final, los valencianos se fueron de vacío.