Joaquín Sabina escribió un himno para el Atlético que le iría como anillo al dedo al Real Mallorca. El club balear cumplió ayer 95 años, un tiempo donde se ha subido y bajado de la nubes con la misma rapidez; donde muchos hijos han crecido y llorado en el Sitjar con su papá de la mano y donde también ha habido tiempo para aguantar, sentir, soñar y, sobre todo, para sufrir. El 27 de febrero de 1916 se redactaba el acta de constitución del Alfonso XIII FBC -primera denominación de la entidad- que en tiempos de la República se llamó Club Deportivo Mallorca y posteriormente Real Club Deportivo Mallorca, como se le conoce en la actualidad.
Ayer se cumplía el 95 cumpleaños y mañana martes, en Cornellà, el primer equipo disputará su partido 900 en Primera División, categoría en la que ha militado durante 25 temporadas. El 25 de marzo de 1916 se inauguraba oficialmente el primer estadio, el campo de Bons Aires, con el encuentro disputado entre el Alfonso XIII y el FC Barcelona. Desde ese encuentro hasta hoy, se hace difícil resumir todo lo que ha sucedido en el seno de un club que, si por algo se ha caracterizado, es por vivir a ritmo de vértigo en todas las épocas de su larga existencia.
Camino del centenario, el actual Mallorca debe su fundación a un ingeniero agrónomo de Madrid, Adolfo Vázquez Humasque, que estaba destinado en la Isla y cuya pasión por el fútbol y la corona le llevó a fundar el club y se convirtió en el primer presidente.
El Alfonso XIII cambió su denominación al poco tiempo por Real Sociedad Alonso XIII hasta que pasó a llamarse Club Deportivo Mallorca el 14 de abril de 1931. El uniforme siguió siendo rojo, pero el escudo cambió, desapareciendo la corona y se incluyeron símbolos como el murciélago y las cuatro barras. El nuevo cambio de denominación tuvo lugar en junio de 1947, cuando pasó a llamarse Real Club Deportivo Mallorca, de nuevo con cambio de diseño en su escudo y recuperando la corona. A nivel deportivo el equipo no había logrado grandes citas, si bien se había proclamado campeón de campeones en Tercera División logrando el ascenso a Segunda por primera vez.
El club seguía creciendo, despertando interés y conviviendo con las duras condiciones económicas y sociales del momento. Una de las citas imprescindibles está localizada el 23 de septiembre de 1945 cuando se inauguró el estadio de Es Fortí, que fue rebautizado como Lluís Sitjar en homenaje al presidente que impulsó su construcción.
Giro radical
A partir de ese momento la historia del Mallorca sufrió un giro casi radical y en el recinto de la Plaza de Barcelona se vivieron momentos inolvidables para el mallorquinismo. Hasta siete ascensos, dos semifinales previas a dos finales de Copa, el pase a una final de la Recopa y una larga lista de futbolistas y de partidos resumen los mejores años del club y de su afición.
En 1960 se logró el primer ascenso a la máxima categoría, hecho que fue ampliamente celebrado el año pasado y que sirvió para recordar un momento estelar en la historia del club. Hasta 1999 el Sitjar, convertido ahora en un lodazal de basura, fue esa pequeña bombonera recordada con nostalgia por todos los que han sentido ese campo como su propia casa. En el 99 tuvo lugar la mudanza a Son Moix y actualmente son 14 temporadas seguidas en Primera. Ayer cumplió años, su salud es delicada y su futuro incierto. Pero es el Mallorca y ser del Mallorca es «un sentimiento que no se puede explicar».