El Arsenal, comandado por Cesc Fábregas, derrotó por 3-1 al Chelsea y reforzó su estima con un triunfo en un derbi que no le era favorable desde noviembre de 2008, y que hunde al actual campeón inglés, alejado a seis puntos del Manchester, con dos partidos más.
A punto de concluir el año, no hay rastro del Chelsea demoledor del comienzo de campaña, aquel que contaba sus partidos por goleadas. El equipo de Carlo Ancelotti es, en estos momentos, un conjunto desorientado, que ofrece inusuales facilidades en defensa y no encuentra el camino de la meta rival.
Después de ser apabullado por el Arsenal, el Chelsea firma su peor trayectoria desde 1998 (seis puntos en los últimos ocho encuentros) y alimenta nuevos rumores sobre la salida de Ancelotti.
En el Emirates, en cuanto el Arsenal se quitó el miedo a Drogba y el marfileño, que le ha marcado 13 goles en 11 enfrentamientos, erró sus dos primeros remates, el equipo de Arsene Wenger se hizo dueño del partido, alcanzó el descanso en ventaja y lo cerró antes de la hora de juego.
Para ello, el balón tuvo que llegar a Cesc, titular después de que el temporal se pusiese de su lado, la pasada jornada, para permitir una mejor recuperación.
El capitán «gunner» estuvo presente en todas las acciones de gol de su equipo. Habilitó, pese a ser derribado, al camerunés Alexander Song en el primer tanto (m.44), anotó a placer el segundo, tras un grave error de Essien, que convirtió un despeje en un centro de Theo Walcott (m.51), y le devolvió el favor al internacional inglés, dos minutos después, en pleno desconcierto de los de Ancelotti.
Goleados al comienzo del segundo tiempo, a los «blues» no les quedó más que tirar de un orgullo que se vio mínimamente reforzado por el gol de cabeza del serbio Branislav Ivanovic, pero que no fue suficiente para evitar una derrota que pone en entredicho la continuidad de Ancelotti.