Los socios del FC Barcelona están citados mañana en el Camp Nou para elegir al que será nuevo presidente después de que Joan Laporta concluya su mandato el próximo 30 de junio y ceda el cargo por seis años a uno de los cuatro aspirantes: Marc Ingla, Sandro Rosell, Jaume Ferrer y Agustí Benedito.
Tienen derecho a voto 118.665 socios, de los más de 175.000 con los que cuenta la entidad, los cuales podrán votar desde las 9:00 horas a las 21:00 horas. Alrededor de las 22:00 horas ya se podrá conocer el nuevo mandatario. TV3 y Catalunya Radio darán a conocer un sondeo a las 21:00 horas.
Después de una larga precampaña y diez días de campaña electoral, el socio mejor posicionado es Sandro Rosell, ex vicepresidente deportivo desde el 2003 al 2005, que dimitió de la junta de Joan Laporta por desavenencias con el presidente y el resto de sus compañeros.
Rosell llega avalado por el número más alto de firmas antes de la campaña electoral, ya que le fueron validadas 12.635, lo que representó la primera victoria por mayoría absoluta, pues el resto de rivales Marc Ingla (4.288), Jaume Ferrer (3.935) y Agustí Bendeito (2.520) no llegaron a sumar entre todos tantas como Rosell.
Con esta primera mayoría absoluta, Rosell ha gestionado con perfil muy bajo su entrada en campaña. El aspirante ha escenificado unas elecciones de poca presencia en los medios y el mínimo contacto con sus rivales para evitar problemas.
No por ello Rosell se ha salvado de constantes ataques, tanto en los debates que se han realizado como por los propios rivales desde sus sedes electorales. El hecho de que una de sus empresas esté envuelta en un proceso judicial en Brasil tensionó mucho a Rosell al principio, después de que sus rivales alertasen a los socios de que el futuro presidente del Barcelona podría estar imputado por un delito.
No obstante, después de algunos días en los que se centró el debate en torno a este aspecto, Rosell pudo respirar tranquilo al comprobar que sus rivales rebajaban el tono, especialmente después de que presentase una demanda contra Marc Ingla, el aspirante que hizo pública la causa que está abierta en Brasil.
El candidato oficialista, Jaume Ferrer, ha gozado durante todo el proceso de una ayuda nada disimulada del presidente Joan Laporta, quien ha volcado todo su interés para que se reedite el continuismo de la junta. A pesar de las solicitudes que han llegado del entorno barcelonista para que Laporta sea imparcial, el mandatario ha hecho caso omiso y ha apostado por su candidato.
De hecho, el interés de Laporta no se ha centrado exclusivamente en Ferrer, sino en dinamitar a Rosell, hasta el punto de llevarlo a un callejón sin salida cuando hace semanas dejó entrever que el ex vicepresidente le comunicó que el Chelsea tenía intención de comprar a Ronaldinho en el 2005 y que existía una comisión para repartir.
La respuesta de Rosell ha sido el silencio y la amenaza de que si sale presidente, el 1 de julio interpondrá una demanda contra Laporta. A pesar de esta acción, Rosell no se ha podido librar de los ataques constantes de Laporta, quien ha subrayado insistentemente que el Barcelona podría cambiar el modelo y entrar en riesgo con la llegada de Rosell al poder.
Otra vía de agua que ha originado Laporta en este proceso fue la crisis que se produjo cuando retiró su confianza al vicepresidente primero y amigo íntimo Alfons Godall, después de que éste hubiese sido bendecido por el mandatario para encabezar el continuismo.
La indecisión de Godall acerca de quién comandaría la lista, o bien él o el dimitido Ferran Soriano, fue el motivo por el cual Laporta le dio la espalda y derivó su simpatía hacia Ferrer.
De aquella crisis, Godall perdió a otro de sus valedores, como fue el tesorero Xavier Sala i Martín, pero dio un giro a sus opciones y se integró en el equipo de Marc Ingla, quien tomó el testigo de un Ferran Soriano que apareció en escena para liderar la plataforma pero que se vio interrumpida porque los accionistas de Spanair no dieron el visto buena a la aventura de su presidente.
Al margen de la configuración de estas tres opciones, apareció la de Agustí Benedito, que si bien entré en la escena con pocas posibilidades, una vez acabada la campaña electoral se ha posicionado en los foros del barcelonismo como una seria opción a alcanzar la presidencia.
Tras la jornada de reflexión, los cuatro aspirante, de siete que concurrieron como precandidatos (Santi Salvat, Alexis Plaza y Jaume Guixa no lograron las firmas), competirán mañana en unas elecciones muy reñidas, en las que si bien Rosell aparece como el favorito, no existe ninguna encuesta que certifique su victoria.
En el caso de que las elecciones las gane la corriente continuista, encabezada por Jaume Ferrer, deberá avalar 27,6 millones de euros, mientras que si es alguno de los otros tres aspirantes el aval será de 58,5 millones de euros.
En las elecciones del 2003, en las que ganó Joan Laporta (venció en las del 2006, pero no hubo votaciones), 94.339 barcelonistas estuvieron llamados a las urnas, de los cuales 51.618 ejercieron el voto. Para la votación de mañana, habrá 24.326 electores más que en el 2003.