Alfonso Gil |VALENCIA
El Valencia, después de un verano polémico por la falta de
incorporaciones a su ataque, ha puesto la directa en el tramo
inicial de la Liga y ha mejorado incluso los argumentos
futbolísticos de hace dos temporadas, cuando se proclamó campeón
del torneo tras 31 años de sequía.
Nadie en Valencia pensaba la víspera del inicio del campeonato que el equipo iba a ser líder en solitario en la quinta jornada. Tampoco nadie lo pensaba el día siguiente de la primera jornada, en la que el Valencia había empatado a uno en Mestalla contra el Valladolid en un partido en el que fue perdiendo durante muchos minutos. Sin embargo, cinco jornadas después, el Valencia ha puesto la directa y, sin que el liderato a estas alturas del torneo suponga gran ventaja, sí que ha demostrado a base de juego y de alternativas futbolísticas, que es uno de los conjuntos llamados a estar en la «escapada buena», esa en la que se dan cita los como mucho cuatro o cinco equipos llamados a ganar el torneo.
Por ello, un mes después del inicio del campeonato, ya nadie se acuerda de Samuel Etoo, el delantero por el que suspiró la afición del Valencia durante todo el verano.
Las credenciales de los valencianistas están sobre la mesa. Por una parte son estrictamente numéricas: el equipo ha recibido un gol en cinco partidos de liga, en seis si se le añade el de la Copa de la UEFA, y suma trece de los quince puntos disputados, gracias al empate inicial contra el Valladolid y cuatro victorias posteriores.
El Valencia encontró, ante un Real Madrid abierto y que apenas defiende, numerosas alternativas para desarbolarlo. Esta es, sin duda, la principal arma del equipo de Rafa Benítez: el inagotable repertorio de posibilidades para poder con el rival.
Dentro de ese repertorio daba la impresión de que sólo había dos cuestiones innegociables, la necesidad de que el eje del equipo se asiente sobre la pareja formada por los internacionales Baraja y Albelda y que las tareas imaginativas recayeran sobre Pablo Aimar. Incluso sin alguna de esas dos premisas (Aimar se lesionó a los 20 minutos del Valencia-Real Madrid) el equipo ha funcionado. Da igual Cañizares que Palop. Curro Torres ha llegado tras ocho meses de lesión y es titular. Ayala y Pellegrino no se echan en falta en cuando no juegan. Marchena rinde a un altísimo nivel y a Carboni no le hace falta el oxígeno que le proporcionaba Fabio Aurelio.
Jorge López demuestra su clase en la banda derecha. Vicente lo ofrece todo como extremo izquierdo a la vieja usanza. Mista y Oliveira empiezan a repartirse los goles e incluso hay tiempo para que chicos como Cannobio o Sissoko, considerados «fichajes menores», tengan su oportunidad. Cuando sale Sánchez, como mínimo da el pase del gol, Rufete ya ha vuelto al equipo y da la impresión de que ha aparecido un central con futuro: David Navarro.
Con este abanico de posibilidades, al que se sumarán los ahora lesionados Angulo y Fabio Aurelio, el Valencia muestra más consistencia que hace dos años, cuando fue campeón.