Francisco Àvila|BARCELONA
Los diez precandidatos a la presidencia del Barcelona tuvieron ayer
en el Camp Nou una única oportunidad para recoger en las
inmediaciones del estadio las adhesiones de los socios para
convertirse en aspirantes oficiales, una interesada búsqueda de
firmas que congregó a un buen número de barcelonistas.
Cada uno de los aspirantes necesita 1.529 firmas para ser proclamado candidato y no hay muchos días para la recolección, porque las papeletas se entregaron el pasado viernes (16) y el plazo concluye el 31 de mayo, toda una contrarreloj que marcará la suerte de buena parte de ellos.
Para facilitarles el trabajo, el club habilitó carpas en el interior y también se instalaron en el exterior del recinto con lo cual los alrededores del Camp Nou se asemejaba más bien a una feria que a una instalación deportiva.
El único que no se dejó ver fue el excéntrico Joaquim Clusells. El resto estaba en perfecto estado de revista. Destacó la parafernalia utilizada por Jaume Llauradó, quien con una puesta en escena a la americana, alquiló una gigantesca carpa e invitó a los socios a cava.
Los socios que se acercaban a las carpas podían recibir balones, gorras e incluso uno de los precandidatos (Josep Martínez-Rovira) promete en el tríptico informativo regalar un reloj digital «como agradecimiento» a aquellos socios que le den su firma.
Las carpas estaban en general muy concurridas. No se produjeron incidentes, tan sólo un par de socios increparon a algunos componentes del grupo de Joan Laporta, a quienes recordaban que su cabeza de lista era «un mal barcelonista» y «un caradura» por haber cuestionado en su día al ex presidente José Luis Núñez.
Lluís Bassat, el publicista derrotado por Joan Gaspart en los comicios de 2000, recibió un baño de multitudes. Su carpa fue una de las más concurridas.