El técnico holandés Louis van Gaal dejó de ser ayer entrenador del Barcelona, ocho meses después de iniciada su segunda etapa en el equipo azulgrana, y lo hizo tras admitir con humildad que no había cumplido con «las expectativas creadas». El presidente del Barcelona, Joan Gaspart, afirmó que el director técnico, Carles Rexach, elaborará un informe para evaluar la situación y en los próximos días se tomará una decisión definitiva sobre quién será el nuevo técnico, aunque el propio Rexach podría hacerse cargo de nuevo del equipo.
Van Gaal, que durante la multitudinaria comparecencia ante los medios de comunicación, se mostró muy emocionado y culpó en parte al entorno barcelonista (aficionados, medios de comunicación y personas ligadas de una manera u otra al club) de su fracaso, ya que considera que no se ha sentido arropado por los medios de comunicación.
«Soy el responsable. La culpa es mía. En todos los procesos siempre hay culpables, pero yo soy el primero», dijo Van Gaal, quien en su nueva despedida ya no fue aquel altivo entrenador que abandonó por primera vez el club felicitando a «los amigos y las amigas» de la prensa porque finalmente habían conseguido que se fuera.
El holandés confirmó que anoche sus abogados se pusieron de acuerdo con el Barcelona para llegar a un pacto sobre la liquidación del compromiso. No trascendió, sin embargo, si el club ha abonado los seis millones de euros que reclamaba el técnico o, por el contrario, sólo recibirá cuatro como pretendía el club.
El holandés explicó que tras la derrota en Vigo no pensó inicialmente en dimitir. «Hablé en el avión de vuelta con el presidente y le dije que seguía pensando que era el entrenador más adecuado para entrenar a este equipo», afirmó. Van Gaal considera que ha tenido «en todo momento» el apoyo de los jugadores y que no estaba dispuesto a abandonar su puesto. «Sin embargo, después evalué la situación, cambié de opinión, hablé con Pérez Farguell y he decidido que nuestros caminos debían separarse por el bien de la entidad», comentó.
En todo momento, el holandés tuvo palabras de elogio hacia sus jugadores. «He visto la fuerza de voluntad y su lealtad hacia el entrenador. Lo han intentado, pero no han podido mostrar su calidad, debido al ambiente y la fuerte presión del entorno. Por eso cambié de opinión», recalcó. El ya ex entrenador del Barcelona afirmó que en ningún momento ha deseado perjudicar a la entidad blaugrana, pero que los sucesos tras perder ante el Valencia, con agresiones incluidas por parte de aficionados radicales a los periodistas, le hicieron ver la situación de otra manera.