Con apenas veinte años, el historial de Álex Abrines Redondo (Palma, 1 de agosto de 1993) sigue acumulando títulos y amontonando números y elogios que confirman la progresión ascendente de uno de los grandes valores del baloncesto balear y nacional. El escolta-alero ya sabe lo que es ser campeón de Liga. Su nombre se une a la lista que ya formaban los Rullán, Rudy, Alfons Alzamora, Martín Ferrer, Llull o Vázquez. Campeones de la ACB con acento balear.
Pero Abrines, además, fue uno de los nombres propios del cuarto y decisivo encuentro. Aportó el jugador formado en La Salle Palma ocho puntos. Dos triples que sacaron el atasco a los de Xavi Pascual y dos tiros libres en los segundos finales que dieron aire a los azulgrana ante la desesperación de un Real Madrid que cedía su corona y dejaba escapar otro título en el último suspiro.
La temporada 2013/14 ha sido la de la hora de Abrines. Consolidado plenamente en uno de los grandes de Europa, su trabajo en la rotación del Barça se ha convertido en clave para cerrar la temporada de la mejor manera. Tras caer en la Supercopa, perder la Copa en el último segundo y capitular con estrépito en la semifinal de la Final Four de Milán, Abrines y el Barça se tomaron la revancha en la Liga. Con actuaciones como las firmadas ante el Real Madrid en el Palau (20 puntos) o en la pista del Partizán, pocos pueden poner en duda que el futuro de Abrines pinta bien.
Drafteado por Oklahoma (32), sus números hablan por sí solos: 17'8 minutos, 6'9 puntos, 1'5 rebotes y 6 de valoración en la Liga Endesa, con 16'6 minutos y 6'7 puntos de promedio en la Euroliga le sitúan más cerca de su techo.