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68 años después de Cruellas

Imagen del partido disputado en Bons Aires.

| Palma de Mallorca |

El 20 de mayo de 1945, Mallorca y Constància libraron una de esas batallas cuyas consecuencias se expande de generación en generación. El triunfo del equipo bermellón sobre su rival (2-0) estuvo marcado por la polémica actuación del árbitro Cruellas, que anuló dos goles al conjunto inquer. Aquel resultado salvó del descenso a Tercera de los rojillos y condenó a los blanquinegros, que perdieron la categoría en la promoción. Casi 68 años después, el próximo domingo, el filial mallorquinista y la escuadra inquense se vuelven a cruzar con la permanencia en Segunda División B en juego.
Desde entonces, mencionar a Cruellas en Inca es como nombrar al demonio. Aquel arbitraje empujó al Constància al barranco. A dos décadas de una travesía por el desierto que incluso estuvo a punto de costarle la desaparición...
La mecha de uno de los arbitrajes más polémicas que se recuerdan en la Isla prendió en la última jornada de la temporada 1944-45 en Segunda División. Con el Barakaldo ya descendido, Mallorca, Cultural Leonesa y Constància se jugaban la otra plaza de descenso y otra de promoción. Los isleños, que habían perdido 1-0 en Inca, necesitaban ganar por dos goles de diferencia para salvarse y enviar a la promoción al grupo inquer. Si ganaba por uno, promocionaba. Ambos equipos se jugaban la categoría a una carta.
El campo de Buenos Aires -el Lluís Sitjar se inauguró cuatro meses después- se llenó hasta la bandera y en las gradas, una nutrida representación de la hinchada de Es Raiguer.
Los hechos ocurridos aquel domingo 20 de mayo de 1945 son confusos en cuanto a la incidencia que tuvo en el resultado final el arbitraje del colegiado Cruellas. Buceando en la hemeroteca, aparecen declaraciones contradictorias de algunos de los protagonistas de aquella batalla.
Por ejemplo, el mallorquinista Jaume Turró, comentó en su día que «tampoco fue tan robo como se dice». «Es cierto que anuló dos goles al Constància, pero en acciones dudosas. Además, el Mallorca no consiguió el gol que le mantenía en Segunda hasta el último minuto, gracias al tanto de Albella», recordó el exmallorquinista.
Sin embargo, los del bando enemigo, mantienen una postura diametralmente opuesta. El defensa Tomeu Salas, que el año antes había disputado aquella histórica promoción de ascenso a Primera ante el Deportivo en el Santiago Bernabéu, ha dejado una frase para la historia en relación al caso Cruellas: «Cruellas hizo su fortuna en Buenos Aires, pero no en la capital de Argentina, sino en el campo del Mallorca. Pocas veces se verá un arbitraje tan casero como aquel día», contó Salas.
Pero no fue lo único que le pasó al Constància aquel domingo de infausto recuerdo. A los diez minutos, un salto entre París y Pocoví provocó la lesión del primero y el conjunto inquer tuvo que afrontar el resto del partido en inferioridad numérica. Aunque posiblemente fue un encontronazo, un lance del juego, los aficionados de Es Raiguer lo interpretaron de otra manera. El ambiente estaba muy caldeado. Con el 1-0, obra de Pocoví en el primer tiempo, el mallorquinismo soñaba con la salvación. Aún no era suficiente para evitar la promoción. Entonces, en el tramo final, llegó el 2-0 y entre medias los dos goles anulados al Constància. Uno de García por fuera de juego y otro de Vergara casi desde medio campo.
El desenlace de aquel arbitraje cambió el rumbo de la historia. Quince años después, el conjunto bermellón lograba el ascenso a Primera División, mientras el Constància pasó más de veinte temporadas en el pozo. El domingo, casi 70 años después, el fantasma del señor Cruellas sobrevolará Son Bibiloni. La historia siempre vuelve...

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