Un espectacular triple de Dani Pérez cuando el derbi se adentró en su último minuto sentenció la suerte del mismo en favor del Menorca, que por extensión prolonga su decenio de hegemonía ante el Mallorca en sus citas en Maó (84-80). El grupo de Berrocal, espeso en el primer cuarto, progresó hacia el triunfo a medida que el partido avanzó, alcanzando en el tercer periodo y en una fracción del último sus mejores momentos. Y en el epílogo, accionó el golpe final. Su mayor profundidad de banquillo, la solvencia de Dani Pérez en la dirección y la calidad de la batería interior le condujo a ese anhelado cierre de un clásico balear que exhibió en ingentes dosis la logía de ingredientes que una cita de tamaño perfil reclama. Emoción, igualdad, intensidad y secuencias de alto brillo no faltaron en un partido que al margen faculta al Menorca para mantenerse en los aledaños del liderato.
La capacidad de Bivià sobre la pulsión del juego permitió al Mallorca detentar la iniciativa del partido en su albor. El experto base anotó bajo tabla los primeros puntos de su equipo (0-4) y activó de inmediato a Amador, el otro sostén atacante del equipo inqués durante la primera manga. La réplica local surgía de la inspiración individual de Dani Pérez y Navarro. Justamente, el base catalán protagonizó la acción mas espectacular de la velada al conceder una calculada asistencia a Otegui en pase picado desde diez metros para un contundente dunk del capitán (17-15). De entre la iconografía del derbi, la imagen más gustada.
Detenido
Pero el Menorca, parcialmente se detuvo ahí. El Mallorca, con un proyectivo perímetro invirtió con rapidez el guarismo (21-27 al apagar el periodo; 27-38 tras un par de libres convertidos por Whippy a 4' del intermedio). La distancia osciló en la franja de la decena de puntos hasta que un acelerón menorquín la redujo a cinco (40-45, descanso). Y en el tercer cuarto, el Menorca se atavió de su mejor versión. Redefinido en defensa, el equipo de Berrocal dio con la llave en ataque para burlar las constantes alternativas tácticas de su rival. Varias situaciones de extra-pass finalizadas por Otegui derivaron en la igualdad a 56 a 3'19''.
Moncasi confirmaba la remontada al invertir el guarismo (58-57; 62-61 al concluir el parcial). La tendencia del partido era ya local. El Mallorca, incapaz de recurrir a su desaforado juego en transición soportó en estático, pero sufrió también por su desventaja en los recursos de desgaste. La amplitud de plantilla del Menorca se percibió en la frescura mental con que afrontó el tramo decisivo. Un equilibrado 69-69 a 4'40'' mutó a 74-69 por aciertos de Arteaga y Pérez. El último embate mallorquín dio para un nuevo empate (a 76, restando 57''). Entonces surgió el providencial certero ensayo triple de Pérez a 45'' (79-76), determinante, que ni el manojo de tiros libres que agotó los segundos finales pudo cambiar (84-80).