Baltasar Rigo Cifre (Campos, 1985) ingresó el pasado domingo en el selecto club de la Primera División. El central mallorquín vivió, a sus 25 años, su bautismo en la máxima categoría del fútbol español con la camiseta del Almería, en un duelo dulce por «haber cumplido un sueño», pero amargo porque «cometí el penalti» que derivó en el gol del Zaragoza.
Central zurdo de buena planta física (mide 1'86 y pesa 83 kilos), internacional sub-17 y compañero de Quinta de Ramis, Víctor Casadesús, Martí Crespí, Dani Benítez, Carmona o Moyà, recogió anteayer el premio a cinco temporadas en el anonimato. De cinco años de fútbol en los suburbios -tres campañas en el Huesca y dos en el filial del Almería- desde que abandonó la disciplina del Real Mallorca a los 20 años. «Es un sueño hecho realidad y espero que tenga continuidad», apuntó ayer el campaner a este periódico. Formado en el equipo de su pueblo natal, Rigo dio el salto al club bermellón a los 15 años, para ingresar en el juvenil de primer año. Mostró su clase en el División de Honor y el filial e incluso Kresic le citó para entrenar con el primer equipo con apenas 17 años.
Estuvo a punto de debutar en la Liga de la mano de Cúper, aunque al final no entró en ninguna convocatoria. El técnico si le dio la alternativa en un amistoso ante el Constancia en el I Trofeu Dijous Bo. Tenía 20 años.
En el 2006, ante la falta de oportunidades -Manzano jamás le llamó ni siquiera para entrenar- se fue al Huesca, siendo una pieza clave en el ascenso a Segunda A. Tras un calvario por las lesiones, aceptó irse al Almería hace un año y medio. Hugo Sánchez no le dio ninguna oportunidad y Lillo le subió al primer equipo el pasado verano. Sin embargo, el tolosarra tampoco le dio ninguna oportunidad. La llegada de José Luis Oltra le ha permitido estrenar galones en Primera. Por cierto, acaba contrato el próximo 10 de enero, aunque el Almería dispone de una opción para renovarle hasta 2013. «¿El Mallorca? Para mí sería un sueño volver y jugar en casa».