El Fibwi Palma amasó este domingo una de esas victorias que cambian toda una temporada. A merced del Palmer Basket Mallorca durante tres cuartos y medio y por debajo en el marcador hasta los últimos 37 segundos, el equipo de Ricardo Uriz terminaba firmando una remontada épica y llevándose un derbi que recordará durante mucho tiempo. Mientas tanto, los de Sergio Jiménez continúan ampliando el pozo en el que viven desde hace ya muchas semanas y encadenan su octava derrota consecutiva de la forma más dolorosa. Porque esta es de las que escuecen y dejan marca (73-76).
Antes de pegarse un tiro en el pecho y firmar el mayor desastre de la temporada, el Palmer parecía tenerlo todo bajo control. Serio y aplicado desde el salto inicial, ejercía su condición de local con mano de hierro hasta que se le iban la cabeza y las piernas. Subido a lomos de Asier Zengotitabengoa —11 puntos en el primer cuarto—, empezaba a marcar el terreno desde la primer posesión y desde el perímetro. Los triples del vitoriano y de Joan Feliu golpeaban con violencia a un Fibwi desnortado y precipitado en casi todos sus ataques. Solo el descaro de Álex Blanco y la aportación de Milan Suskavcevic en el rebote sujetaban a los de un Ricardo Uriz que se estrenaba en el banco en medio de un vendaval. Aun así, ninguno de ellos podía impedir que el primer cuarto quedara sellado con una diferencia de dos dígitos (21-11).
El derbi empezaba a ser un monólogo de verdad en el segundo cuarto. Biel Serra y Miki Servera se unían a la fiesta y el Palmer ensanchaba a base de triples la zanja que separaba a las dos formaciones. En la otra canasta, el Fibwi se desesperaba —llegó al descanso con 3 de 16 en tiples— y pese a sus esfuerzos por mantenerse de pie solo alcanzaba a cargar de piedras la mochila. A menos de cinco minutos para el descanso los de Jiménez estiraban la diferencia hasta los 18 puntos (32-14) y cruzaban el ecuador del partido con los deberes medio hechos. Porque más allá de lo que reflejaba el marcador (36-21 al descanso), la diferencia era colosal.
El paso por la caseta destensaba un poco al Fibwi Palma, que emitía las primeras señales de vida aunque fueran todavía demasiado leves. Sobre todo, porque el Palmer no le dejaba incorporarse. De la mano de Adrián Chapela, su conductor principal y uno de los mejores recursos a los que anduvo agarrado toda la tarde, el cuadro local, ya sin la contundencia del principio, atizaba cuando podía a un Fibwi que en mitad de la niebla amenazaba con presentarse a la pelea. La muñeca de Longarela lo comprimía todo a menos de cuatro minutos para que acabara el tercer cuarto y reducía la ventaja a menos de diez puntos mucho tiempo después (46-35). Iba a ser un espejismo. Otro triple de Zengotitabengoa —sería el máximo anotador de su equipo— y un canastón de Toni Vicens devolvían el choque al que había sido su sitio. El Fibwi, tirando de corazón para mantenerse a flote, se asomaba al asalto definitivo con menos de 40 puntos en su casilla del marcador (48-38). El derbi de Son Moix seguía teniendo una única dirección. Un solo color.
Seguramente consciente de su fragilidad psicológica, el Palmer daba otro paso adelante cuando el encuentro iniciaba la cuesta abajo y una acción de tres puntos de Toni Vicens difuminaba la posible respuesta del Fibwi, que en ese momento parecía más encaminada a maquillar el electrónico y a suavizar el basketaverage, pensando a largo plazo, que a otra cosa.
En ese tira y afloja Longarela volvía a azuzar al Fibwi y a recortar la renta del Palmer a una sola cifra (55-46), pero casi a continuación era de nuevo Vicens el que subía el volumen del discurso local. Recurriendo al argot ciclista, parecía que el Fibwi hacía la goma. Sobre todo tras otra pérdida incomprensible y otro hachazo casi mortal (64-46 a falta de 5:33).
Cuando ya lo había perdido todo, el Fibwi iba a reconstruirse sobre sus propias cenizas. Rashun Williams, torpe y érratico la mayor parte del duelo, sacaba al monstruo que llevaba dentro en pleno clutch time y arrimaba un milagro al que también contribuía desde la dirección de juego Javi García. Poco a poco, palada a palabra, el quinteto de Uriz iba obrando el milagro y metiendo el miedo en el cuerpo al Palmer, ya agarrotado de cabeza a pies. El propio base aragonés, desde la línea del tiro libre, ponía por primera vez por delante al Fibwi a falta de 37 segundos y dejaba que la magia del baloncesto, por un lado, y el terror psicológico, por el otro, hicieran el resto. El Fibwi manda en Son Moix. El Fibwi manda en Palma.
Ficha técnica
73 - Palmer Basket Mallorca (21+15+12+25): Adrián Chapela (3), Joan Feliu (5), Asier Zengotitabengoa (19), Miki Servera (5), Sergio Mendiola (10) —Andreu Adrover (2), Toni Vicens (16), Biel Serra (11), Jaume Vallés (2).
11 de 34 en tiros de dos; 10 de 25 en tiros de tres y 21 de 23 en tiros libres. 33 rebotes (24 defensivos, 9 ofensivos). 23 faltas cometidas.
76 - Fibwi Palma (11+10+17+38): Javi García (21), Rashun Williams (17), Jorge Lafuente (3), David Font (3), Milan Suskavcevic (5) —cinco inicial— Alexandre Huguet (0), Álex Blanco (6), Pau Isern (9), Pablo G.Longarela (10) y Lukas Kvedaravicius (2).
17 de 32 en tiros; 9 de 29 en tiros de tres y 15 de 22 en tiros libres. 42 rebotes (29 defensivos, 13 ofensivos). 25 faltas cometidas.
Árbitros. Pellitero González y Sánchez Jiménez.