Ha capitaneado la nave del Palmer Basket Mallorca hasta buen puerto, rumbo a un ascenso de categoría que, esta vez sí, podrá disfrutar y vivir desde el banquillo Óscar Olivenza (Badajoz, 1977). La LEB Plata le espera tras no poder consumar ese reto años atrás en Andratx. Su capacidad de gestión del vestuario es un punto clave que refuerza su potencial como entrenador dentro de un proyecto en el que cree y que apuesta fuerte por él.
—Ya logró un ascenso a LEB Plata en casa (Andratx), pero este ha sido también especial...
—Así es. Subir y hacerlo en casa supone una satisfacción extra. Porque lo disfrutas tú y lo puede hacer tu afición y los tuyos. Aceptamos ese reto desde el primer día, focalizamos nuestras energías en ello y por eso el nivel de satisfacción es elevado. Durante estos meses, hemos visto que algo ha crecido, que se ha generado un sentimiento de pertenencia a un proyecto.
—Habla de proyecto, deportivo pero especialmente a nivel social. Pese a militar en Liga EBA, ¿ha sentido algo diferente respecto a otras experiencias?
—El componente social, el de la afición, ha sido importante. La gente ha respondido, hemos tenido público fiel y grandes entradas en los partidos importantes. El club se ha sabido mover en este aspecto y nos hemos sentido queridos, apoyados. En dos años, se ha dado un gran salto y eso siempre es una buena noticia para el baloncesto.
—¿Han sentido una presión especial durante la temporada?
—La presión, bien medida, claro está. Sin relajarnos, porque somos un grupo autoexigente. No hemos recibido presión, al contrario, todo han sido apoyos por parte de la directiva y del entorno. Eso nos ha hecho sentirnos más cómodos y ayuda a hacer bien tu trabajo. Pero, insisto, ha resultado clave la autoexigencia del grupo.
—¿Siente cumplido un objetivo con su renovación?
—Sinceramente, no me había marcado el reto de entrenar en LEB Plata. Es un nuevo desafío en mi carrera. No será el último, ni carezco de ambición para ir más arriba. Pero sí tenía claro que si me embarcaba en un proyecto, debía ser uno serio. Y aquí, la verdad es que me siento respaldado por todos los que están al frente. Por ello, tengo clarísimo que vale la pena el esfuerzo y asumir el reto.
—¿Qué idea básica tiene de cara a la plantilla en LEB Plata?
—La intención que tenemos es mantener una buena base. Esta temporada se ha creado un núcleo, una filosofía de trabajo... Tener jugadores mallorquines es importantísimo para lograr una mayor identificación con el proyecto. Es un vestuario sano. De esta temporada hay una columna vertebral que se quiere conservar, pero hay que hablar cada caso en particular porque este salto de categoría llevará consigo una profesionalización. Haremos dobles sesiones y habrá jugadores que, por motivos laborales, se lo podrán permitir o no. Entiendo que Biel Serra o Miki Servera, por ejemplo, sí que pueden hacerlo por el tipo de trabajo que tienen. El resto, deberemos hablarlo y valorarlo con ellos. Lo primero que querían era cerrar al entrenador, y desde este punto, a trabajar en el resto. En la confección del staff, después hablar con Llucmajor para adecuar las instalaciones, los horarios de pista...
—¿Qué diferencias ha encontrado entre aquel ascenso de Andratx y el del Palmer Mallorca?
—La gran diferencia es que en Andratx no éramos favoritos y eso nos ayudó. En cambio, hora éramos el equipo de referencia, junto a Alcobendas, que llegaba invicto. Además, como club, el Palmer Basket Mallorca tiene unas bases sólidas y está más consolidado que aquel Andratx.
—¿Ha resultado fácil gestionar un vestuario con tanta experiencia y talento?
—A nivel profesional y personal, se ha sabido estar en todo momento. Cada uno ha asumido un rol específico. Compartiendo el balón, adaptándose al papel que les corresponde... Sumar y mirar por y para el equipo ha sido clave. Jugadores como Andreu (Adrover) han crecido muchísimo. Pero quiero destacar la calidad humana de Kaj (Sherman), Ryan (Nicholas) o Pol (Olivier). Son profesionales enormes. O gente como Miki (Servera), que ha llegado con la temporada en marcha y ha demostrado ser un gran profesional. Es un grupo que entrena bien en el día a día, que ha sabido unirse y salir adelante en los momentos más difíciles.
—¿Cómo afronta la rivalidad regional con el Bahía San Agustín?
—El principal beneficiado será el baloncesto mallorquín. Más allá, el Palmer tiene claro que hará su camino, dando pasos firmes y trabajando para crecer.