Atómicos, Shane Larkin y Vasilije Micic acomodaron al Efes en la cima del baloncesto europeo y dejaron por el camino al Barça mejor armado de la última década. Sin noticias de Mirotic y con Nick Calathes fuera de combate, el retorno (once años después) de la escuadra azulgrana a la final de la Euroliga acabó esparciendo sensación de fracaso. De frustración (81-86).
Colonia debía marcar un punto de inflexión en la hoja de servicios del Barcelona, un equipo que tiene en nómina a siete exjugadores NBA (Abrines, Higgins, Davies, Claver, Pau Gasol y a los propios Mirotic y Calathes) y que a la hora de la verdad murió en la orilla.
Paradójicamente, el Barça sólo interpretó bien el partido durante el primer cuarto. Fue en el arranque del partido cuando evidenció tener claro que casi todas sus opciones de éxito pasaban por un trabajo defensivo notable, pero cuando bajó la guardia el Efes ya le había atropellado.
Sin soluciones para detener a Micic, que aguantó un puñado de minutos con cuatro faltas, el cuadro azulgrana acabó encontrando a héroes puntuales (Higgins, Davis o Kyle Kuric) para aguantar el tipo y alcanzar los últimos minutos entero, pero fue insuficiente para asustar a un Anadolu Efes que, llegado el momento de la verdad, rayó la perfección. Sin discusión, es el mejor equipo de Europa.