El cansancio entremezclado con la felicidad por haber conseguido un objetivo de dimensiones históricas se reflejaba en el tono de voz de Alba Torrens Salom (Binissalem, 1989), minutos antes de salir de Estambul rumbo de nuevo a Ekaterimburgo, al atender a Ultima Hora. La hexacampeona de la Euroliga Femenina -cuarto título con el UMMC y primera jugadora en lograr esta marca con equipos de tres países- colma de felicidad a la baloncestista mallorquina, que sigue creciendo entre la aristocracia continental y tiene en mente tres retos de altura: la Liga Rusa, el Eurobasket... y los Juegos Olímpicos de Tokio.
¿Es consciente de la relevancia de lo que ha conseguido?
— La verdad es que no puedo pedir más. Ganar la Euroliga es algo muy grande, es una sensación que, por suerte, conozco bien. Ser campeonas de Europa, nada menos. Y seis veces... Se dice pronto, pero lleva detrás un enorme esfuerzo, muchas horas de trabajo y dedicación y, por eso, hay que disfrutar este momento. Esta Euroliga la he disfrutado como si fuera la primera.
¿Han podido celebrarlo entre tantas medidas y protocolos?
— En el hotel ‘burbuja' pudimos festejarlo, tranquilamente. No hasta muy tarde, porque teníamos que viajar hoy pronto (por ayer), pero ya en la pista celebramos el momento. Disfrutarlo y vivirlo, más en unos tiempos tan difíciles para todos.
Ya es un tópico preguntárselo, pero ¿qué ha tenido de diferente esta Euroliga respecto a las cinco anteriores?
— Cada una es diferente. La sexta es el presente, en un momento especial. Hay que darle valor a cada victoria, a cada momento. Me llena mucho a nivel deportivo, profesional y personal. Me siento una afortunada por dedicarme a lo que me gusta y al más alto nivel. Pero si, además, tienes la fortuna de ganar títulos, no creo que se pueda pedir más.
¿Cómo ha sido el camino hacia la Final Four de Estambul?
— La verdad es que, así como está siendo la temporada, en el baloncesto y en otros deportes, hemos de agradecer poder seguir jugando y compitiendo. El formato ha sido diferente, con sedes ‘burbuja' y sin público. Pero nos ha tocado vivir esta realidad y el camino no ha sido fácil. Pero éramos conscientes de ello y a base de trabajo y superando todas las fases, hemos alcanzado el objetivo, que era ganar el título. Somos un club ambicioso y sabemos cuál es nuestra misión. Pero hay que saber bien lo difícil que es llegar, ganar, y estar arriba tantos años.
¿Puede haber una séptima?
— Quién sabe... De momento, la sexta es la que me hace feliz. Todas por igual, pero insisto en que quiero vivir el momento presente, porque el futuro ya vendrá y veremos qué nos depara. Es verdad que ganar otra vez la Euroliga supone una motivación para seguir trabajando, mejorando y creciendo como jugadora. Ganar es una alegría, pero también te aporta muchas cosas y experiencias que te llenan.
Y eso que el Perfumerías Avenida empezó con fuerza.
— Nos costó meternos en el partido, no pudimos bajar la guardia en ningún momento. Si Perfumerías Avenida llegó a la final, por algo es. Y empezaron fuerte, pero supimos sobreponernos para tomar la iniciativa en el marcador y gestionar la ventaja en los momentos claves. Verles en toda una final de la Euroliga es también una buena noticia para el baloncesto español.
Diez años desde la primera de sus seis Euroligas... Y con Salamanca, precisamente.
— ¡Cómo pasa el tiempo! Han sido unas temporadas y unos años en los que he aprendido muchas cosas y he vivido experiencias únicas. Desde Salamanca a Ekaterimburgo, pasando por Galatasaray. Son imágenes, recuerdos y enseñanzas que tendré para toda la vida, mientras siga en activo como cuando llegue el momento de pensar en otras cosas.
¿Ha sentido el cariño desde la distancia de la gente de Mallorca?
— Siempre. Ahora y en todo momento. Es verdad que durante estos días especialmente. Y sé que todo esto no lo he logrado sola y por ello sólo puedo tener palabras de agradecimiento para todos los que me ayudan desde la distancia. Me ha llegado todo su apoyo.
Esto no se acaba y se presenta un verano animado, con Eurobasket en casa y unos Juegos Olímpicos.
— Primero tenemos la Liga de Rusia, en la que jugamos la final en unos días (ante el Dynamo Kursk). Es el primer objetivo del club y redondearía una gran temporada tras esta Euroliga. Pero jugar con la selección es siempre un aliciente más para mí. Más con un Eurobasket en el que habrá un nivel altísimo y después los Juegos Olímpicos, donde defendemos la plata, y que son toda una experiencia.