España 81-69 Serbia
España (13+32+22+14): Ricky Rubio (19), Rudy Fernández (7), Juancho Hernangómez (3), Pierre Oriola (6) y Marc Gasol (11) -cinco inicial-, Pau Ribas (5), Víctor Claver (14), Willy Hernangómez (7) y Sergio Llull (9).
Serbia (20+17+19+13): Jovic (4), Lucic (8), Bircevic (3), Bogdanovic (26), y Milutinov (7) -quinteto titular-, Simonovic (-) Bjelica (3), Raduljica (7), Jokic (6), Micic (5), Guduric (-) y Marjanovic (-).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), Steven Anderson (USA) y Omar Bermúdez Mariscal (MEX). Eliminaron a Stefan Jovic y descalificaron a Nikola Jokic.
Incidencias: Último partido de la segunda ronda en el Grupo J disputado en el Sports Center de Wuhan ante unos 8.000 espectadores.
España confirmó su despertar en el Mundial de China a lo grande, con un triunfo de prestigio ante la todopoderosa Serbia, a la que desarmó en una exhibición que refuerza su candidatura a medalla y permite aparcar las dudas del inicio del campeonato, mandando de paso un serio aviso a sus rivales (81-69).
De nuevo la defensa fue clave para desnudar a un equipo que contaba sus actuaciones por palizas y que parecía inabordable. Ricky Rubio volvió a ser el eje de un grupo que funcionó a la perfección y fue capaz de acabar con la imbatibilidad balcánica. Ahora, su rival en cuartos será Polonia.
España sorprendió de inicio con Pierre Oriola desatado en ataque. Suyos fueron los seis primeros puntos de un equipo que, al fin, arrancaba concentrado desde la primera jugada, con ganas de plantar batalla y sin miedo a la armada serbia, a la que intentaba mantener a raya con la férrea defensa que tan buenos resultados le dio ante Italia.
Sasha Djordjevic reaccionó rápido, metiendo en la pista a Nikola Jokic en lugar de Stefan Bircevic, cuando solo se llevaban dos minutos y medio. La igualdad era máxima y el baloncesto de alto nivel, con el único lunar por parte española del poco acierto exterior en esa fase del partido.
El primer estirón balcánico llegó pronto, con un 9-0 que dejaba en evidencia que iban a castigar cada error de su oponente. El ataque se llegó a atascar y Sergio Scariolo llamó a capítulo a los suyos. Los serbios comenzaban a engrasar su rodillo con Bogdan Bogdanovic como director de operaciones.
De su mano se llevaron el primer cuarto por 20-13 al sacar partido de los pequeños detalles y aprovecharse de que, un día más, España no acertaba desde fuera. Con un solo triple anotado de siete intentos (14%), la batalla parecía que empezaba a desequilibrarse.
Willy se comió a Boban Marjanovic con un mate más tiro libre adicional que dio fuerza al equipo y le siguió Rudy con un triplazo. Claver culminó un contraataque y, con un 9-1 en contra cuando solo se había jugado poco más de un minuto del segundo acto, Djordjevic paró el partido al verse con el agua al cuello y un solo punto arriba.
España volvía a bordarlo en defensa y tenía otra cara en ataque. Un triple de Llull prolongó la fiesta y empezó a evidenciar que Serbia era batible, porque supo generarle, por primera vez en el Mundial, dudas en su juego (26-22, min 13)
Los actuales subcampeones del mundo, olímpicos y europeos no sabían como atacar la tela de araña tejida por Scariolo. Con solo cinco puntos encajados en otros tantos minutos, España pudo mantener su dominio, jugando de tú a tú a una de las favoritas al oro.
Dos lejanos zarpazos de Ricky siguieron abriendo la brecha, que por primera vez llegó a los diez puntos. Llull, con su segundo triple, cerró una primera parte primorosa en la que se vio la mejor versión de los de Scariolo (45-37, min 20).
Tras haber logrado un 32-17 en los diez minutos anteriores, en los que al fin se reconcilió con el triple -sumando media docena-, quedaba rematar la faena en la reanudación y las tendencias en ambas selecciones parecían confirmarse.
La defensa seguía siendo de manual y los de Scariolo se llegaron a poner 21 arriba (63-42, min 26). La mayoritaria afición serbia no salía de su asombro y, en mitad del recital español, Jokic, ya había sido descalificado tras sus reiteradas protestas, fruto de la desesperación.
Los minutos pasaban y los balcánicos, nada acostumbrados a ir por debajo, seguían sin capacidad de reacción. Sin embargo, su calidad les permitió acercarse a falta de los diez minutos definitivos, a los que España llegó con una renta que hubiera firmado cualquiera de las selecciones mundialistas (67-56, min 30).
Cuando parecía que Serbia estaba encima, Llull volvió a golpear desde el perímetro con un triple que valía oro y dio aire a la selección, aunque nada estaba decidido, con los serbios diez abajo y seis minutos y medio por delante.
A duras penas, España supo mantener el tipo, respondiendo a cada golpe hasta sellar un triunfo que rearma su moral, sirve de aviso para futuros adversarios y confirma el crecimiento de una plantilla que, por lo visto este domingo, es una serio candidata a medalla en Pekín. El martes le espera la sorprendente selección polaca en Shanghai.