El base de los Toronto Raptors, Kyle Lowry, está en la cima deportiva pero no siempre fue así. Los canadienses acarician el hito histórico de proclamarse por primera vez campeones de la NBA, y en este contexto al de Filadelfia le preguntaron en una rueda de prensa reciente por «qué es la presión».
Entonces Lowry tiró de memoria y miró al pasado, a su niñez. Dejó claro que el baloncesto es solo un juego, un juego que mueve pasiones alrededor del mundo y muchos millones de dólares, pero un juego al fin y al cabo. En la vida hay cosas mucho más importantes, cosas que hacen sentir la presión de verdad, y que nos ponen frente a un espejo demostrando de qué pasta estamos hechos.
Para Lowry presión es «lo que mi madre y mi abuela tenían que hacer alimentándome a mi, a mi hermano, mi primo y mis otros primos pequeños. Levantarse a las 5 de la mañana e ir a trabajar para tener una taza de cereales con un poco de leche». Para el jugador las personas que se sacrifican para darles a los suyos una vida mejor son «héroes», y con estas palabras ensalzó a tantos y tantas campeones cotidianos que normalmente están alejados de los focos mediáticos.
Hubo más, pues un niño que ejercía de reportero le preguntó al que lleva la manija de los canadienses sobre el parqué qué se siente al ser «un icono para los niños canadienses». Entonces Lowry recordó que una vez fue como el chico que le realiza la pregunta, y a continuación le ofreció su particular receta para triunfar.
Después se dirigió al resto de periodistas y afirmó que no iban a lograr hacerle una pregunta mejor que la del chico. Así es Kyle Lowry, un crac dentro y fuera de la pista.