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El Real Madrid destrona al campeón en su casa y a lo grande

Los jugadores del Real Madrid celebran su victoria en la Copa del Rey de baloncesto tras vencer en la final al FC Barcelona Regal. | Efe

| Palau Sant Jordi, Barcelona |

F.C. Barcelona 74

Real Madrid 91


F.C. Barcelona (17+16+23+18)
: Huertas (2), Mickeal (10), Eidson (5), Lorbek (15), N'Dong (19) -cinco inicial-, Sada (-), Navarro (16), Vázquez (2), Wallace (-), Ingles (-) y Rabaseda (5).

Real Madrid (22+20+23+26): Llull (23), Singler (4), Suárez (9), Mirotic (9), Tomic (2) -cinco inicial-, Begic (10), Rodríguez (2), Pocius (6), Reyes (2), Carroll (22), Velickovic (2) y Sanz (-).

Árbitros: Hierrezuelo, Pérez Pizarro, García González. Eliminado: Tomic (m.37).


El Real Madrid destronó al campeón, el Regal Barcelona, a lo grande (74-91) y recuperó el cetro copero diecinueve años después, en un partido en el que los de Pablo Laso fueron fieles a su estilo de juego ofensivo.

Dominó el partido el equipo blanco de principio a fin. No tuvo el Barça ni una sola ventaja en todo el encuentro y sucumbió ante los encantos de Sergio Llull, elegido mejor jugador de la final (MVP), y de Jaycee Carroll, quienes lideraron las operaciones madridistas en ataque.

Llull (23 puntos, 5 asistencias, 25 valoración) fue determinante en el primer tiempo, Carroll (22 puntos, 4 rebotes, 27 valoración) en el segundo, cuando abortó la única reacción del Barcelona durante todo el partido, que le llevó a situarse a un punto (51-52), a 3:53 para el final del tercer cuarto.

A la carrera, como a Sergio Llull y a su entrenador, Pablo Laso, les gusta. Fuera corsés, baloncesto directo sin especular, un juego llevado al uno contra uno más que al colectivo, el hábitat en el que mejor se encuentra el Real Madrid.

Una fulgurante puesta en acción ante la cual el Barcelona no tuvo respuestas. Begic y Mirotic controlaban el juego interior y el Madrid se movía al ritmo de Llull, un escolta metido a base con lo positivo y lo negativo que ello supone.

Hoy todo fue positivo. Dos triples y diez puntos en el primer cuarto del madridista llevaron a su equipo a dominar la situación. Sada lo intentó detener, sin éxito. Entró Navarro, pero sin Lorbek, el Barcelona se aguantaba en el carácter de Pete Mickeal y el juego interior de Boniface N'Dong.

Las diferencias se movieron entre los cuatro y los seis puntos en el primer cuarto. En el segundo, Xavi Pascual revolvió en el amplio fondo de armario de su banquillo. Puso en juego a Fran Vázquez, pero no encontraba soluciones.

Carlos Suárez, expeditivo en el uno contra uno en el poste bajo, superaba con comodidad a Eidson y a Mickeal. Begic puso la máxima ventaja para su equipo (23-32, m.14) y el Barça, salvo N'Dong, se encontraba colapsado en ataque.

Si además los azulgranas no pueden refugiarse en la defensa, algo a lo que recurren cuando su ofensiva se atasca, sus opciones de victoria decrecen bastante.

Se acercó el Barça hasta el 32-38, pero nuevamente apareció la anarquía de Llull, quien cerró el segundo cuarto con un triple sobre la bocina. Hacía mucho que los azulgranas no encajaban tantos puntos en veinte minutos (33-42).

Lorbek, que anotó sus primeros puntos a 2:21 para el descanso, fue la demostración de la concentración madridista en defensa.

El mejor Barça se vio en el tercer cuarto. Aparecieron Navarro y, sobre todo Lorbek, continuó el trabajo de N'Dong y el Real Madrid, por una vez, sintió la presión.

A base de una gran presión defensiva y de surtir balones para Lorbek y Navarro, los azulgranas parecía que habían encontrado el antídoto (51-52).

Pero no fue así. Fue el momento en el que apareció Carroll, inédito en los dos primeros cuartos, y excelso a partir de entonces. El norteamericano se mostró infalible en los lanzamientos y superó a cuantos defensores le puso Pascual por el camino.

Un triple del escolta más una jugada de dos más uno puso el margen de seguridad nuevamente en siete puntos. Llull se encargó de aumentarlo (56-65) al término del tercer cuarto.

Y en los últimos diez minutos, Carroll se erigió en el protagonista absoluto del partido. Anotó desde todas las posiciones, defendió, pasó y reboteó. Llull culminó otro magnífico partido.

El Real Madrid ganó a la grande (74-91) y en el Palau Sant Jordi a su máximo rival, fue una noche redonda para un equipo que levantó una Copa que no tenía desde 1993, demasiado tiempo para un equipo tan grande.

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