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El Unics Kazan fue mejor ante un Cajasol que nunca perdió la ilusión

El base norteamericano del Cajasol, Louis Bullock (d), controla el balón ante la defensa del alero de Unics Kazan, Ricky Minard. | Efe

| Treviso |

Unics Kazan 92

Cajasol 77


Unics Kazan (32+19+20+21)
: Lyday (15), Popovic (18), Veremeenko (6), McCarty (18), Lampe (26) -cinco inicial-, Samoylenko (-), Pashutin (3), Rizvic (6) y Minard (-).

Cajasol (16+20+26+15): Satoransky (4), Bullock (15), Kirksay (10), Ivanov (3), Davis (5) -cinco inicial- Triguero (10), Cabanas (-), Urtasun (15), Katelynas (9) y Calloway (6).

Àrbitros: Guerrino Cerebuch (Italia), Boris Ryzhyk (Ucrania) y Panagiotis Anastopoulos (Grecia). Eliminaron por cinco faltas personales al jugador del equipo ruso Veremeenko (m.35)

El Unics Kazan se ha proclamado campeón de la Eurocopa al desplegar un gran juego en la final que disputó en el Palaverde de Treviso ante el Cajasol, que quería hacer historia y que nunca perdió la ilusión pero que se tuvo que rendir ante la superioridad del equipo ruso.

El Unics Kazan inscribió así por primera vez su nombre en el palmarés de ganadores de este torneo y confirmó que era el favorito, por lo que el Cajasol tuvo que conformarse con un subcampeonato, el primero europeo y cuarto en total (dos en Liga ACB y uno en la Copa del Rey), por lo que se le sigue resistiendo un título.

Terrorífico fue el inicio del partido para el equipo sevillano en la misma medida en que el Unics Kazan estuvo pleno de aciertos, lo que se tradujo en un 14-4 (m.4) después de un parcial de 12-0.

El equipo de entrena el ruso Evgeny Pashutin había estudiado a la perfección la semifinal que el día anterior el Cajasol había ganado contra pronóstico al Benetton italiano y dispuso una defensa de mucha presión de la que nunca supo salir el rival, que se encontró con posiciones difíciles de tiro.

Además, el pívot polaco Maciej Lampe hizo lo que quiso en las dos zonas y en el primer cuarto se cebó con el Cajasol con diez puntos en su haber (32-16, m.10).

En el segundo cuarto no hubo mucha variación, pues los hombres de Joan Plaza no defendieron como debían para imponerse a un rival con tantos recursos y les costó un mundo entrar de verdad al partido.

El base estadounidense Earl Calloway, pese a su lesión en el hombro derecho, tuvo que salir a ayudar, y ello, junto con la decisión de Plaza de presión en toda la pista, frenó algo la sangría, que al descanso fue de quince puntos (51-36) pero que llegó a ser hasta de veinte (40-20).

La formación rusa, antes de pasar por esos agobios finales antes del descanso, no paró de hacer daño desde el exterior, con el croata Marko Popovic, el ruso Zakhar Pashutin y el estadounidense Kelly McCarty, algo a lo que no pudo responder el Cajasol pese a contar, como en el partido frente al Benetton, con un Tariq Kirksay lleno de ganas y un Louis Bullock también metido en el choque pero con la impotencia de ver la superioridad del rival.

Otra cosa fue la segunda parte. El técnico barcelonés tuvo que corregir cosas y mantener esa asfixiante defensa que resultó ser productiva y todo derivó en un parcial de inicio de 4-12 (55-48, m.24) que metió a la escuadra española en el partido.

De todas formas, la renta rusa era grande y la intensidad del equipo andaluz no podía tener tanta continuidad por el enorme desgaste.

El Cajasol, que fue mejor en el tercer cuarto, lo cerró con nueve puntos en su contra (71-62), los mismos que en el segundo, lo que no fue suficiente ante la efectividad de Popovic y McCarty.

En el parcial definitivo, el Cajasol intentó la remontada, pero fue imposible ante la efectividad de la defensa, el tiro exterior y el poder en el rebote del rival, que al final no tuvo contemplaciones para poner en el marcador en un claro 92-77.

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