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La sombra de Rudy

El jugador español Rudy Fernández de los Trail Blazers de Portland observa durante un partido de la NBA disputado ante los Celtics de Boston. | Efe

| Portland |

Encasillado en el rol de triplista, con su cuota de protagonismo en pista cada vez más reducida y atado por contrato y unilateralmente hasta 2012, Rudy Fernández lleva lo mejor que puede una tercera temporada en la NBA que se ha convertido en algo más que un reto personal para el escolta mallorquín. Tras un verano en el que dejó claras sus intenciones de retornar a Europa, con un traspaso sobre la mesa, el jugador criado en Sant Josep ha visto cómo sus prestaciones se han visto reducidas de manera paralela a la caída en picado de la franquicia de Oregón, que acumula seis derrotas consecutivas y firma su peor racha desde la temporada 2005/06, cuando hiló ocho, viéndose relegada a la penúltima plaza de la División Noroeste (8-11).

Los Wizards de Washington fueron el último verdugo de Portland. Una gran defensa les permitió ganar por 83-79 a los Trail Blazers. Rudy jugó sólo once minutos para irse en blanco (0 puntos) después de fallar los dos tiros que hizo a canasta, incluido un triple, y dio una asistencia.

Unos números que evidencian el difícil momento que vive el balear, pero que también han servido para poner sobre la mesa y cuestionar el futuro de Nate McMillan, el entrenador de la franquicia de Oregón, y por momentos, uno de los grandes obstáculos en la progresión del isleño en la NBA, la mejor liga de baloncesto del planeta, en la que cumple su tercera temporada.

El caos en el vestuario de los Blazers es tan grande que Brandon Roy, el jugador franquicia, confesó que «el entrenador no sabe qué decirnos y nosotros tampoco sabemos qué decirnos unos a otros».

Paciencia

Rudy apela a la paciencia para soportar la compleja dinámica personal y del equipo y confía en la remontada, aunque sus números han sufrido un bajón notable en la campaña en curso. Tanto, que promedia 18'2 minutos y 6'8 puntos, además de 1'5 rebotes y 1'7 asistencias, con unos porcentajes de tiros de campo del 33'7% y del 34'2%. Numeros inferiores a los de sus dos anteriores temporadas. En la 09/10, eran 23'2 minutos y 8'1 puntos los que ofrecía, además de 2'6 rebotes y 2 asistencias, con cifras superiores en tiros de campo y triples (37'8 y 36'8%). Mucho mejores fueron en su puesta de largo (08/09), cuando McMillan le concedía un promedio de 25'6 minutos y 10'4 puntos, además de 2'7 rebotes y 2 asistencias.

El triple se ha convertido en su hábitat y de él depende en buena medida su concurso, marcado por la irregularidad, aunque sus últimas apariciones sobre el parqué no han acabado de mostrar lo mejor del subcampeón olímpico, que apenas ha tenido tiempo para reivindicarse, algo que siempre intenta. Ante Washington no logró anotar, pero antes, ante Boston y Philadelphia, encestó 8 y 5 puntos. Un balance que está a tiempo de mejorar. Más si Nate McMillan finiquita su etapa en Portland.

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