El Atlético Baleares ha atrapado un punto en su visita a Los Pajaritos donde ha dado por bueno un empate que no alivia su maltrecho casillero y le mantiene a cinco puntos de la permanencia con una jornada menos por delante. Los balearicos han completado una función muy trabada sin disparar entre los tres palos en los 95 minutos de juego y han resistido el arreón final de un Numancia que sólo se ha animado a romper el tedio en el tramo final de un partido que se salda con un reparto de puntos insuficiente para colmar sus aspiraciones. El resultado, aunque insuficiente para acercarse a la salvación, ha sido a la postre la mejor noticia para un equipo que rompe su racha de cuatro derrotas seguidas pero ya acumula ocho sin ganar.
El cambio en la portería con el regreso de Lucas Díaz, la alineación del lateral derecho Carlos Julio como centrocampista izquierdo y la titularidad de Toni Ramón han sido las sorpresas en el once de Tato, que ha regresado a un 4-2-3-1 en un choque al que los balearicos acudían con seis bajas. Más allá de nombres, sistemas o planteamientos, en Los Pajaritos ha primado el juego directo en el arranque del encuentro. Con el balón pasando más tiempo por los aires que sobre el césped, las defensas no han tenido problemas para imponerse, los centrocampistas apenas han tenido influencia para sacar el partido del atasco constante y los porteros han sido meros espectadores al no recibir ni un solo disparo entre los tres palos en los primeros 45 minutos.
Los locales han hecho más por controlar y poner la pelota en el suelo, pero su única amenaza a la portería de Lucas Díaz ha sido un disparo desde la frontal de Rubén Mesa a los nueve minutos de partido que se ha marchado alto. Menos aún ha aparecido en ataque el Atlético Baleares, que ha reducido sus acciones de peligro a un centro de Víctor Narro desde la izquierda que se ha envenenado pero ha terminado saliendo por la banda contraria en el minuto 40. El hábil extremo balearico ha sido el único que ha dejado destellos, como en el minuto 20, cuando un gran pase filtrado a la espalda de la defensa ha terminado con una amarilla de Valín que bien podría haberle costado la expulsión al impedir que Carlos Julio se plantara solo ante Ayesa.
El decorado no se ha alterado en exceso en la reanudación. Solo varios barullos en el área tras acciones a balón parado han animado el juego en las áreas, pero nada más lejos de la realidad. Sin precisión ni mayores intenciones por proponer con criterio, la sucesión de pelotazos sin sentido ha sido la tónica de una segunda mitad en la que los técnicos han demorado los cambios y de las botas de uno de los hombres de refresco ha llegado la ocasión más clara del partido. Un balón colgado por Tamayo desde la izquierda lo ha rematado de volea en posición acrobática Rubén Mesa y su intento se ha marchado fuera por poco en el minuto 80.
Un gol anulado por fuera de juego a Iñaki Olaortua tras cabecear una falta botada por Marc Baró en el minuto 83 ha podido alterar el signo de la contienda y también un disparo de Rubén Mesa desde fuera del área que ha obligado a lucirse a Lucas Díaz dos minutos después han agitado el tramo final. Otra gran respuesta del meta balearico a un disparo desde fuera del área de Tamayo en el 89 ha frustrado el arreón final del Numancia. Ambos contendientes que habían parecido dar por bueno el empate desde el pitido inicial ya no han querido asumir mayores riesgos en el añadido y se han repartido un botín que resulta insuficiente para los intereses tanto de los sorianos como de los mallorquines.
Numancia: Ayesa, Valín, Fer Román, Gorka Pérez, Jaume Pol, Bonaldo (Cotán, m. 72), Toni Arranz, Íñigo Muñoz (Tamayo, m. 72), Mancebo, Carrillo (Mario Barco, m. 76) y Rubén Mesa (Mahicas, m. 85).
Atlético Baleares: Lucas Díaz, David Navarro, Olaortua, Kevin, Marc Baró, Petcoff, Tropi (Hugo Rodríguez, m. 87), Toni Ramón (Cordero, m. 87), Carlos Julio, Víctor Narro (Miguelete, m. 70) y Dioni.
Árbitro: Usón Rosel (Comité Aragonés). Ha amonestado a los jugadores del Numancia Valín y Tamayo y a los del Atlético Baleares Tropi, Kevin Sibille e Iñaki Olaortua.