La victoria ante el Costa Brava supuso un impulso en lo clasificatorio y lo anímico para el ATB, cuyo entrenador, Xavi Calm (Castellar del Vallès, Barcelona, 3-9-1981), celebra el valor de un triunfo que multiplica el valor de los últimos empates y refuerza la línea de trabajo de un equipo que ve «identificado» con la exigencia del club. No evita la autocrítica ni la exigencia de pelear por el ascenso, pero como si su apellido impregnara su discurso aboga por la tranquilidad y la mesura para ponderar un arranque que califica como «positivo».
Son segundos con 16 puntos a seis del líder ¿Qué lectura extrae?
— La lectura es positiva porque todos tenemos el objetivo de empezar bien. Ahora mismo no tiene mucho peso la posición, pero da confianza empezar puntuando en todos los partidos y con unos registros que nos permiten estar en la parte alta. Siempre es más fácil trabajar a partir de los puntos.
Al margen de la clasificación y el juego que está a la vista de los aficionados ¿Qué balance hace de lo que se ha construido de puertas adentro?
— Veo que tenemos una plantilla con jugadores contrastados, pero que han entendido que con la fuerza individual no haremos nada en esta categoría. Estamos en una liga fuerte con equipos que también tienen jugadores contrastados y lo que nos dará ventaja es que todos remen juntos. Ya lo han demostrado en momentos de sensaciones malas o de semanas de bajas. El vestuario es fuerte y han entendido que tenemos que funcionar como colectivo.
En cuanto al juego ¿Cómo tiene que ser su ATB?
— Quiero que demuestre ganas de ganar y hambre. Más allá del juego o hacerlo mejor o peor, quiero que la gente siempre vea que queremos la victoria desde el minuto cero y que se lo deje todo en el campo. Me gusta dominar los partidos, pero también dominar la transición. Quizás necesitamos mejorar la velocidad con el balón, tener más control e identificar cuando se puede atacar rápido y cuando no toca. Lo tenemos que terminar de engrasar todo, pero creo que estamos bien. Hay partidos que nos cuesta más, pero no podemos perder de vista que el rival también juega.
¿Qué virtud ve en el grupo?
— Hemos firmado jugadores de con nombre y mucha calidad, pero también con calidad humana y se han integrado muchísimo. En pretemporada me incorporé tarde por el coronavirus y ya estaban integrados. Creo que los que siguen de la temporada pasada tiene muy interiorizado el club y han ayudado mucho. Una ventaja de este equipo es que todos están a gusto juntos y están identificados con el club y sus objetivos.
Sus números -diez victorias, cinco empates y una derrota- tienen poco margen de mejora...
— Ojalá siga la racha y la dinámica, pero esto es muy largo y complicado. Estoy contento con el promedio y debemos estar unidos para que los malos momentos duren lo menos posible. Estamos preparados para hacerlo y lo importante es afrontar juntos las buenas y las malas dinámicas.
¿Cuál ha sido el mejor partido de la temporada?
— El de Albacete es el partido que más he disfrutado. Quizás hay otros que hemos estado mejor y no han tenido el mismo impacto, pero por el ambiente y las sensaciones me quedo con el del Albacete aunque se podrían mejorar muchas cosas de aquel choque.
Fue un partido que podía llevar a confundir a alguno por lo abultado del marcador ante un rival como el Albacete...
— Puede. Parece que por ganar 4-1 a un rival de entidad el resto iba a ser un paseo, pero en el equipo sabemos perfectamente que no es así. Nuestro próximo rival, el Sabadell, por ejemplo, ha dominado todos los partidos y su posición en la tabla es injusta. Aquí todos los equipos tienen sus armas y hay muchas calidad, así que por ganar un partido jugando bien no quiere decir que el resto vayan a ser fáciles.
Antes de ganar al Costa Brava acumulaban cuatro empates en cinco jornadas ¿Sentía ya las primeras urgencias al pensar que se podía escapar el líder?
— Más que preocuparme por el hecho de que se vaya el Villarreal B, que no depende de nosotros, era un tema de que con empates vas muy lento. Necesitábamos los tres puntos. No notaba la urgencia de ganar obligatoriamente, pero sí una urgencia de que si ganábamos hacíamos bueno todo lo otro. Con los empates parecerá que nos está costando o que tenemos una dinámica espesa y la victoria te da fuerza. Hace que un empate se vuelva bueno, aunque insisto en que aún tenemos muchas cosas que mejorar.
La exigencia y la ambición del club no es otra que ascender...
— El club ha hecho un esfuerzo importante para competir en una liga de nivel superior a la Segunda B y pelear por alcanzar el fútbol profesional que tanto tiempo hace que persigue, pero al final lo que te dará estar arriba serán los puntos y cada semana hay tres en juego. No veo otro camino y no hablo de ello porque quedan 30 jornadas y pensamos en ganar al Sabadell. Es un tema para valorar más adelante.
¿Cómo es trabajar en un organigrama con Jordi Roger como secretario técnico después de haber sido su segundo?
— El día a día es bueno. Todo el verano hemos estado en contacto con Jordi (Roger) y Patrick (Messow) pidiéndome opinión y yo a ellos. Se está haciendo un trabajo muy natural porque hace tiempo que nos conocemos. La relación no es la misma profesionalmente, pero desde otras visiones adaptamos las situaciones a lo que queremos hacer.
¿Y como es su experiencia con Joan Vich como segundo? Parecen muy diferentes...
— Joan (Vich) es de carácter pasional y contagia su energía y motivación. Cuando el equipo tiene una decepción como encajar un gol él viene muy bien porque transmite cosas positivas. Además sus palabras vienen de alguien auténtico del club de toda la vida. No es un tema de poli bueno o poli malo porque tenemos una misma idea, aunque es cierto que él es más expresivo y yo más calmado, pero nos va bien así.
¿Cómo definiría que es ser balearico?
— Es un sentimiento auténtico. Al ser de cerca de Barcelona el vínculo con el Barça o el Espanyol es de una relación más fría o distante, pero aquí veo a la gente muy cercana al club. El aficionado del ATB es exigente, pero que si ve que el equipo va, que lo intenta, y que suda se vuelca y anima aunque sea para reconocer una acción de un corte de un defensa. Creo que es un público muy pasional y convierte en algo muy bonito jugar en casa. Nos encanta venir al Estadi Balear cada 15 días.
Hacerse fuerte en casa es el mantra de todos los equipos...
— Sí, es muy clave, pero lo piensan todos. Hay que ser fuertes en casa, aunque a veces implica una autoexigencia que hace que el jugador salga más obligado o no tan suelto. Hay que llegar aquí, sentir a la gente e intentar hacer el mejor partido posible. Haremos muchos puntos aquí porque este campo es complicado para cualquiera.
¿Qué diferencias ve entre la Primera RFEF y la Segunda B?
— Hay mucha diferencia y no sólo por los nombres de los equipos. El ritmo es alto, ha cambiado, y no hay momentos para pensar. Diría que es más propio de Segunda que de Segunda B. Todos los rivales aprietan, físicamente saltan sin miedo, las líneas defensivas altas... En Segunda B decíamos que te puede ganar cualquiera, pero cada uno lo intentaba con sus armas y en esta liga tengo la sensación de que todos tenemos armas parecidas.
El apunte
Una derrota en 16 encuentros
Desde que asumió el banquillo del Atlèticlos números de Xavi Calm como técnico blanquiazul le colocan entre los mejores de la entidad por porcentaje de triunfos (62,5 %). Diez victorias, cinco empates y una derrota en 16 encuentros dan forma al balance del preparador catalán, cuyo único tropiezo se produjo en un choque instrascendente ante el Mérida en la última jornada de la temporada pasada cuando el equipo ya había asegurado su presencia en la Primera División RFEF. El billete para la nueva categoría del fútbol español le valió su continuidad en un curso en el que los balearicos han acumulado cuatro triunfos y cuatro empates para situarse segundos y ser uno de los tres equipos del panorama nacional que aún no conocen la derrota junto al Villarreal B y el Unionistas de Salamanca.