«Será uno de los días que mejor recordaremos; hacía tiempo que no lo veíamos tan ilusionado. Fue una experiencia fantástica», relata Marga, la hija mayor de Antoni Mas, que el domingo regresó al Estadi Balear en un día especial. Balearico auténtico, los primeros síntomas del alzhéimer aparecieron en su vida unos 15 días antes del confinamiento. Sus recuerdos comenzaron a desaparecer y difuminarse, pero, caprichos de la mente, el Atlètic Baleares siempre es capaz de dibujar una sonrisa en su rostro.
«No nos reconoce, pero recuerda letras de canciones y, sobre todo, se le ilumina la cara cuando le hablamos del Atlètic. Si le comentamos algo de los partidos, de los fichajes o del entrenador se muestra muy interesado y el otro día incluso me decía ‘donaran tello enguany' o ‘aquest any ho aconseguirem'», explica Marga Mas, que también vivió junto a su madre, Catalina Pons, y sus otras dos hermanas Maribel y Cati la victoria blanquiazul ante el Betis Deportivo el pasado domingo. Fue ella la que expuso al club la posibilidad de poder presenciar un partido con su padre, que dejó de ser socio hace años porque se ponía demasiado nervioso viendo los partidos. El ATB no dudó en invitar a la familia para que disfrutaran de una experiencia que resultó única.
«Animaba, le gritaba al árbitro, participaba de los cánticos... fue una día maravilloso porque después nos reunimos toda la familia para comer después de mucho tiempo sin poder hacerlo y mi padre estuvo fantástico», expresa la hija mayor de Antoni Mas, que, a sus 85 años, regresó con ilusión al Estadi al que acudía con sus hijas de la mano cuando eran pequeñas y al que siempre había querido volver cuando en las primeras consultas por el alzhéimer pasaba por delante.