En el oeste de Rumania hay una ciudad enteramente art nouveau. Una urbe de cuento que estuvo escondida durante muchas décadas y, poco a poco, está siendo minuciosamente restaurada.
La ciudad de Oradea, en el condado de Bihor, está dividida por el río Crisul y perteneció a Hungría hasta 1919. Cercana a la frontera del país vecino, la ruta hacia Budapest ha sido un buen motor para la economía de la ciudad.
Su economía se sustenta en las fábricas textiles y el calzado. Su arquitectura, cultura y belleza se ha convertido en un lugar frecuentado por los estudiantes de Erasmus en los últimos años.
El escritor de viajes y fotógrafo Dan Gamboa ha reunido en un hilo de Twitter algunos de los motivos por los que merece la pena conocer esta pequeña ciudad que hace unos pocos años entró en el círculo de ciudades art nouveau de Europa. Una corriente arquitectónica y artística que nace como respuesta ante la industrialización siglo XIX y al aburrido retorno de las tendencias góticas. «Se plantea cómo algo nuevo y parten de la naturaleza para empezar a crear algo nunca antes visto», explica Gamboa.
El estilo de estos edificios y monumentos también puede encontrarse en ciudades como Barcelona o Viena.