Dinamarca se considera uno de los países más felices del mundo. Según el Informe Mundial sobre la Felicidad, el país danés reúne dos condiciones clave en la felicidad: un elevado nivel de igualdad y sentido de la responsabilidad por el bienestar social. Recientemente, Copenhague se ha convertido en la capital de la moda. Desde hace 20 años, la capital danesa celebra su propia semana de la moda que refleja el estilo de vida y la cultura del país.
La naturaleza y la sostenibilidad son dos de los pilares de la moda danesa. Además, en esta ocasión, el verano ha sido protagonista, dejando multitud de estilismo en tonos blancos y neutros. Asociadas a la estética minimalista escandinava, algunas marcas danesas, como Berner Kühl y Tekla, han priorizado al uso de materiales naturales como lino y algodón en sus colecciones. Además, el estilo de las danesas es mucho más casual e informal que en otras capitales de la moda, como París y Milán.
Las estilistas apuestan por combinar piezas originales con estampados coloridos con calzado cómodo, evitando perder la comodidad. Ya que, el principal medio de transporte en la ciudad es la bicicleta. En la ciudad, los zapatos de tacón bajo y las bailarinas han sido las opciones más fotografiadas. Acorde con esta tendencia a ser más relajados, en la semana de la moda de Copenhague, tanto los diseñadores como los asistentes «parecen estar menos dispuesto a participar en la carrera de la moda», escribe The Cut, la cabecera especializada en estilo de New York Magazine.
Esta temporada, también se han visto más faldas y vestidos transparentes en la pasarela. Marcas como The Garment y Skall Studio han apostado por dejar que se vea la ropa interior en sus colecciones, empleando tejidos transparentes. La tendencia de las transparencia sigue en aumento desde hace algunas temporadas, pero la ola sigue creciendo en la ciudad danesa. Mientras que las más atrevidas lucen su ropa interior bajo faldas translúcidas, otras han optado por llevar pantalones debajo, al estilo de los 2000.
Siguiendo el estilo de su arquitectura, especialmente del barrio Nyhavn, famoso por sus casas de colores, las prendas emulan la misma filosofía. Una explosión de colores llamativos y estampados frenéticos decoran las camisas y los vestidos de las expertas en moda danesas. Especialmente, este tipo de colorido se luce en prendas holgadas y con proporciones fluidas. Ya que, estilistas nativas, como Trine Kjær y Pernille Rosenkilde, muestran no tener miedo al estilo oversize ni a las combinaciones fuera de lo común.