La pandemia de la COVID-19 ha marcado la vida de los ciudadanos y en muchas ocasiones ha generado un sentimiento de tristeza, difícil de abandonar en ocasiones. La coach de salud y experta en inteligencia emocional aplicada a la nutrición, Marga Almarcha, recuerda que «dentro de poco hará un año que un nuevo virus aterrizó en nuestras vidas. La crisis generada por el COVID-19 tanto económica, como social y política ha generado en muchas personas una tristeza con la que tiene que convivir todos los días».
En este sentido, añade que «emociones como el miedo, la desesperanza, la frustración y la impotencia se retroalimentan ya que las necesidades humanas más necesarias como conexión, relación, contribución…no se están cubriendo».
Almarcha recomienda identificar síntomas como sensación de malestar, fatiga, bajo nivel de energía, tendencia al aislamiento y a la introspección y un descenso de la autoestima, ya que «pueden encender las alertas de que la tristeza se ha instalado en ti».
¿Qué se puede hacer para superarlos?
La coach explica que el primer paso para superar esos síntomas es «reconocer el momento vital que estamos pasando, sin juzgarlo y siendo lo más empáticos con nosotros mismos que podamos. Nos han educado con la tendencia de rechazar cualquier emoción que nos genere malestar, pero ahora se trata de gestionarla y digerirla para que saquemos el mayor aprendizaje».
«Saber gestionarlas significa no alimentarlas ni dejarte llevar por ellas. Te puede servir compartir cómo te sientes con otras personas», expone.
Para no retroalimentar continuamente la tristeza ni los síntomas a los que esta aparejada, recomienda intentar «desconectar de toda esa información que, como un bucle, todos los canales de televisión muestran. La exposición continuada a noticias desalentadoras sólo va a aumentar nuestra ansiedad y desesperanza».
Otra medida importante es intentar mantenerse activo cada día, «ya sea caminando por tu casa, saliendo a la calle, bailando en casa…». Se trata de buscar la forma de moverse lo máximo posible y «empezar a sentir los beneficios en tu propio cuerpo y mente».
También señala que «es importante mantener las rutinas diarias relacionadas con la higiene, la alimentación y el descanso. Cuidarse nos genera bienestar y, como consecuencia, ganas de hacer cosas».
Para evitar esa soledad no elegida que nos causa tristeza, insta a mantener el contacto social a través de llamadas y videollamadas. «Ten en cuenta que los demás están igual que tú, todos necesitamos conexión. Así que, no esperes a que los demás lo hagan y da tú el primer paso».
La coach subraya que es muy importante «mantener la ilusión por hacer cosas nuevas que te ayuden a seguir hacia adelante. Focaliza en lo que sí puedes hacer. Quizá te sorprendas de ti mismo».
Otra de las recomendaciones consiste en encontrar y conectar con la intención positiva de esta emoción. «Piensa que estamos ante una emoción que favorece nuestra supervivencia, es decir, céntrate en hacer acciones que te ayuden a salir de esta sensación de malestar, motivándote hacia el cambio».
En este punto, argumenta que «la tristeza en sí misma genera empatía y compasión a los que te rodean. Todos sentimos las mismas emociones, el reconocerlas y mostrarlas hace generar conexión con el grupo y que surja la ayuda que tanto necesitas, necesitamos».
No obstante, advierte que «para salir de la tristeza vamos a requerir un gran espíritu de sacrificio y voluntad, el mismo que te pide la situación actual que estamos viviendo».
Almarcha también busca el lado positivo y destaca que «la tristeza, aunque la podamos vivir con desesperanza, puede ser un motor de impulso y ser más beneficiosa de lo que podemos pensar».
«La situación adversa en la que estamos inmersos y la forma en la que ha sobrevenido ha generado un gran desgaste emocional, muy difícil de gestionar por muchos de nosotros. Nos encontramos con situaciones donde la soledad no elegida, el daño económico, la muerte de seres queridos y las constantes malas noticias, no hace más que aumentar este sentimiento de tristeza e impotencia con las consecuencias aparejadas que esto tiene», expone.
Para concluir, resume que «o que sí te pide esta emoción para que no te rindas y superes este momento es serenidad para poder abordar desde la calma los vaivenes que la vida está dando». También recomienda tener «ilusión para, a pesar de las circunstancias, encontrar un motivo por el que vivir y levantarse por las mañanas»; y «confianza en los seres humanos y en nuestra necesidad de contribuir en el bienestar del otro, porque en el fondo todos tenemos las mismas necesidades humanas».