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Elizabeth Gaskell, Lady Ludlow y buñuelos carnavalescos de crema

De Gaskell se ha dicho que es la auténtica heredera de la obra de Jane Austen, que siempre trató de explicar el alma femenina

Buñuelos carnavalescos de crema. | RD

| Palma |

Aprendíamos a preparar los pasteles y guisos de cada estación en la antesala de la cocina. En Navidad hacíamos gachas de ciruelas y tartitas especiales de frutas confitadas; el martes de carnaval, buñuelos de crema y pastelillos; el Día de la Madre, copos de avena con canela; en Semana Santa, tarta de violetas; el domingo de Pascua, pudin de tanaceto: el Domingo de Ramos, pastas triangulares, y así, durante el año: todo antiguas recetas heredadas de una de las más lejanas antepasadas protestantes de Lady Ludlow. Cada una de nosotras pasaba parte del día acompañando a la aristocrática dama y ocasionalmente íbamos a dar un paseo con ella en el carruaje de cuatro caballos».

El texto es un fragmento del capítulo segundo de la novela «My Lady Ludlow» de Elizabeth Gaskell (1810-1865), de la que se ha dicho ser la auténtica heredera de la obra de Jane Austen, es decir, de una temàtica que trata de explicar el alma femenina. Mujer de espíritu libre, dedicada a una literatura de carácter social, tuvo que vivir los conflictos de la edad de la Revolución Industrial, desaparición del artesanado y proliferación del obrerismo bajo la sociedad burguesa.

La receta que hace referencia a uno de los postres pasteleros podría «repararse del siguiente modo»: Ponemos a hervir un cuarto de litro de agua y le añadimos un poco de sal, setenta gramos de mantequilla y media cucharada de ralladura de piel de limón y doscientos gramos de harina para formar una bola de pasta que sacamos del fogón y la ponemos en un cuenco. Adicionamos a la misma cuatro huevos batidos. Mezclamos bien. Ponemos abundante aceite en una sartén honda y freímos fracciones regulares de la pasta. Ya disponiendo de los buñuelos, procedemos a preparar la crema de relleno. Se trata de hervir dos decilitros y medio de leche con una cáscara de limón, seis cucharadas de azúcar y un palito de canela. La colamos y deshacemos en ella tres gramos de almidón.

Removemos bien con una cuchara, a ser posible de madera, y le agregamos cuatro yemas de huevo. Ya espesada, la dejamos enfriar y cortando los buñuelos por la mitad, los rellenamos con la crema.

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