Sobre la mesa aparecían el arrope y la miel, en sus tarros vidriados, la compotera de cristal, con sus almíbares finos, de origen exótico...Y el cocido, que en la Villa del Infante, como en casi toda la Castilla rural, es de cordero y salazón de cerdo y se le daba un ardite de los entremeses ultrapireánaicos, que se presentaban en una fuente redonda, subdividida en recipientes triangulares y eran el foie-gras y el caviar (ya cocido por Cervantes, que se llamaba 'cavial') y las delicias de queso, y tantas otras menudencias que estimulan el apetito o lo sacian cuando no se ingieren con parsimonia…».
Este fragmento de novela pertenece a la obra La sombra de Peter Wald, de Alberto Insúa. Este autor nació en La Habana en 1895 y murió en Madrid en el año 1973. Parece ser que esta novela fue escrita para satisfacer los deseos de muchos de sus lectores en quienes la lectura de El negro que tenía el alma blanca había despertado el interés más vivo por los personajes que reaparecen en el relato que comentamos. Llevada al cine, la historia tuvo el mismo éxito que en las librerías y ello es en buena parte debido a la agudeza psicológica y al estilo sólido y cálido de ambas narraciones.
Pero vayamos a desgranar la receta aquí evocada: «En una olla, tradicionalmente de barro, se ponen, en abundante agua y la sal conveniente, un chorizo, una morcilla, ciento cincuenta gramos de tocino fresco y cien de tocino salado, un hueso de jamón seco, un hueso de ternera de tuétano y doscientos gramos de carne de cordero cortada en dados. Dejamos que todo eso cueza lentamente durante una hora y le añadimos luego unos cuatrocientos gramos de garbanzos, dos patatas peladas y troceadas, un par de nabos y otro par de zanahorias, igualmente pelados y troceados.
Seguimos con la cocción hasta ver que los garbanzos están tiernos. A continuación batimos un huevo, le echamos miga de pan y un poco de leche, además de cincuenta gramos de jamón picado, todo ello salpimentado y frito en aceite de oliva. Lo añadimos y lo dejaremos hervir diez minutos más. Finalmente escurrimos el caldo y hacemos la sopa aparte, utilizando cincuenta gramos de pasta fina, en general, fideos.