«Es necesario comer para vivir y no vivir para comer –decía Valeria a Harpagon– y quiso saber, éste, quien había elaborado tal frase, de modo que Valeria le contestó no saberlo. Explicó, entonces, Harpagon que le gustaría grabar en letras de oro, sobre la chimenea de su sala, la famosa frase. A ella le pareció oportuno aceptar aquella idea mientras proponía a Harpagon preparar una buena cena. Aceptó éste de buen grado, indicando a la vez que tendrían que tratarse de platos poco frecuentes y que sacian al comensal más exigente, es decir, algún guiso bien grasiento, de pecho de cordero, con sus patatas y sus nabos, con algún pastel en tarro bien guarnecido de castañas...».
Este fragmento se refiere a la obra teatral de Molière El avaro en la que no faltan la crítica cargada de humorismo del gran autor francés, cuyo nombre al margen de lo literario era Jean Baptiste Poquelin (París, 1622-Id. 1673), que era hijo de un tapicero adscrito a la Casa Real. Estudió parte de la carrera de Leyes en la Sorbona, que abandonó para recorrer el sur de Francia con una troupe de cómicos denominada L'Illustre-Téâtre acompañado de su amante Madeleine Béjart. A su regreso a París en 1659 representó con éxito una de sus obras, Las Preciosas Ridículas y bajo la protección del Duque de Orleans se instaló en el palacete del Petit-Bourbon, para ser nombrado pocos años después, por el propio Luis XIV, encargado del Teatro del Palais-Royal. Así pues fue hombre de teatro, como comediógrafo y como actor. Su obra se caracteriza por el estudio de los personajes más que por la acción que desarrolla.
Yendo a la receta, dispondremos de medio kilo de pecho de cordero que ponemos a hervir en una olla, tres cuartos de hora, con agua y sal. Sacamos la carne y la cortamos en tacos. Mondamos una cebolla, la trinchamos y la doramos en mantequilla derretida. Salpimentamos el preparado y le agregamos un cuarto de kilo de tiras de col blanca, dos o tres zanahorias cortadas en rodajas, cuatro patatas y cuatro nabos previamente hervidos, ambos ingredientes troceados. Le añadimos unas hojas de laurel y una ramitas de perejil. Dejamos luego que el potaje hierva por espacio de media hora y ya listo, lo servimos bien caliente.