«Se celebró en el estudio parisiense de pintura la fiesta que Philip había organizado en honor a Lawson. Excepcionalmente Hayward aceptó ir a comer con ellos y Miss Chalice se ofreció para encargarse de la cena. Poco amiga de su sexo, declinó la propuesta de invitar a otras mujeres. Clutton, Flanagan y otros dos aficionados al arte completaban la reunión. El moblaje era escaso, así que el pequeño tablado para los modelos fue utilizado como mesa. Los invitados podían sentarse sobre baúles y maletas o si lo preferían, en el suelo. El festín consistía en un pot-au-feu cocinado por Miss Chalice, en una pierna de carnero comprada en la salchichería, caliente y muy sabrosa, que iba acompañada con patatas y zanahorias fritas. Luego, unas peras al coñac que tuvieron mucho éxito, para terminar con un enorme queso de Brie. Cronshaw, que tenía frío a pesar de una estufa, miró satisfecho las dos botellas de Chianti y una de whisky. Luego llegó el café».
Este texto pertenece a la novela de William Somerset Maugham (París, 1874-Saint-Jean-Cap Ferrat, Niza, 1965), Servidumbre humana que apareció en 1915. Este autor, que se dedicó a la medicina hasta que el éxito de sus novelas le decidieron a llevar una vida de novelista y dramaturgo inglés, pese a su lugar de nacimiento, viajó por el Extremo Oriente y el Pacífico y varias de sus relatos han sido llevados al cine.
Dado que uno de los manjares más celebrados fueron las ‘peras al coñac', pasamos a preparar una de las recetas del mismo. Disponemos de ocho peras de buen tamaño y les quitamos el corazón y las pepitas. Luego las ponemos en una cazuela, con agua que las cubra. Y le añadimos un cuarto de litro de coñac o brandy, junto con ciento cincuenta gramos de azúcar, la piel de un limón y una pequeña rama de canela. Cocemos, entonces, las peras, hasta que estén tiernas pero sin perder textura. Luego las escurrimos y las colocamos en una bandeja de servir. Seguidamente pasamos por el colador el zumo que nos haya quedado para ponerlo unos minutos más en el fuego, con lo que conseguiremos un jarabe más concentrado. Con este jarabe, ya frío, regaremos las peras y las llevaremos a la mesa luego de un rato en el frigorífico.