El melón, sin duda, es una de las frutas más consumidas durante el verano al tener propiedades refrescantes y saciantes. Es un fruto de la melonera, una planta herbácea que pertenece a la familia de las cucurbitáceas, y la mejor época para consumirlo es en verano cuando alcanza ese sabor tan dulce.
Este alimento es rico en potasio, vitamina C y vitaminas del grupo B como los folatos. La composición de esta fruta se basa principalmente en el agua (92%) por lo que es recomendable su consumo para el tratamiento de problemas como la obesidad al tener un efecto diurético natural y saciante. A pesar de su dulce sabor, tiene una cantidad muy reducida de azúcar (6%) y de calorías (28 kcal por cada 100 gramos).
Por otra parte, posee importantes propiedades nutricionales al contener altos niveles de vitaminas A, C y K. Además, junto con la naranja, es una de las frutas que mayor cantidad de folatos tiene. En este sentido, «la vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo y los folatos contribuyen al proceso de división celular», destaca la Federación Española de Nutrición (FEN).
Respecto a los minerales, el melón contiene una alta cantidad de potasio y, en menor medida, calcio, fósforo, sodio y magnesio. Estos minerales ayudan al «funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos».
Esta fruta tiene propiedades antioxidantes beneficiosas para nuestro organismo para prevenir ciertas enfermedades e infecciones ya que la vitamina C ayuda a proteger las células frente a los efectos de los radicales libres. Además, posee propiedades gracias a la vitamina A para el cuidado de la piel y la protección de la vista.
«Es un producto natural que tiene altos niveles de betacaroteno, un ingrediente relacionado con el buen funcionamiento de los ojos y con el equilibrio del aparato visual en su conjunto», indica la Clínica Baviera.