Sal marina y sal de Epsom para limpieza no son lo mismo: en qué se diferencian y cómo usarlos bien

Ambas tiene composiciones químicas muy distintas que las hacen más útiles en contextos distintos

Sal

Mientras que la sal marina tiene usos más culinarios, la de Epsom es más usada en terapias | Foto: Freepik

| Palma |

En España y en numerosos países, es común que se confundan la sal marina y la sal de Epsom debido a que ambas reciben el nombre de «sales» y comparten aplicaciones en la salud y la limpieza. Sin embargo, sus composiciones químicas, propiedades y usos se diferencian notablemente, por lo que reconocer esas diferencias es esencial para emplearlas de manera adecuada y segura.

La sal marina, producto natural originado de la evaporación del agua de mar, se compone principalmente de cloruro sódico (NaCl), además de contener minerales como magnesio, potasio y calcio en pequeñas cantidades. Por otra parte, la sal de Epsom, cuyo nombre científico es sulfato de magnesio heptahidrato (MgSO₄·7H₂O), no posee cloruro de sodio y está formada por magnesio, azufre y oxígeno. Esta fundamental diferencia en la estructura química determina su distinto comportamiento y usos tanto en la industria alimentaria como en cosmética, salud y agricultura.

Sal marina: características y aplicaciones

La sal marina, reconocible por sus cristales blancos de textura gruesa o ligeramente rugosa, se obtiene exclusivamente a través de la evaporación solar del agua de mar, proceso que retiene minerales que aportan un sabor más complejo que la sal refinada. En la mesa, es ideal para sazonar y marinar carnes, pescados y verduras, siendo preferida en muchas recetas tradicionales españolas.

Desde el punto de vista cosmético y de higiene, la sal marina tiene fama por ser un excelente exfoliante suave, que ayuda a limpiar la piel eliminando células muertas y destapando poros. Sus minerales ofrecen además un efecto purificante cuando se usa en baños relajantes o tratamientos tópicos. En la gastronomía, también se emplea para conservar alimentos mediante el proceso de salazón, visible en la elaboración de jamones curados, anchoas o quesos típicos.

No obstante, es importante destacar que su uso intenso en la piel puede provocar sequedad, por lo que se recomienda alternar con cremas hidratantes. Además, en España, el uso culinario de la sal marina sigue siendo un estándar, pero es fundamental distinguir que no debe reemplazarse por otras sales que no estén destinadas a consumo.

Sal de Epsom: un mineral con múltiples ventajas

La sal de Epsom se caracteriza por sus cristales transparentes y sabor amargo, dado que su composición no incluye sodio. Su uso más popular es en los baños terapéuticos, donde se disuelve para ayudar a relajar los músculos, reducir inflamaciones y aliviar calambres. Muchos fisioterapeutas y especialistas en bienestar recomiendan baños con sal de Epsom como remedio natural contra el estrés físico y mental.

Además, esta sustancia tiene usos dermatológicos como exfoliante más intenso que la sal marina, pero con propiedades antiinflamatorias, útil para pieles grasas o con irritaciones leves. En el ámbito medicinal, la sal de Epsom puede emplearse como laxante oral —siempre controlando dosis y bajo supervisión—, y en situaciones clínicas avanzadas se administra de forma intravenosa para tratar calambres severos o episodios asmáticos, aunque estos usos son estrictamente regulados.

Un aspecto menos conocido pero muy valorado en agricultura es su función como corrector de carencias de magnesio en suelos, mejorando la salud y producción de plantas hortícolas, lo que contribuye a un cultivo más sostenible.

Comparativa de sus propiedades y recomendación de uso

Para tener claridad, la sal marina se distingue por ser apta para alimentos y usos cosméticos leves, gracias a su sabor salado y textura robusta. En contraste, la sal de Epsom no debe ingerirse habitualmente ni utilizarse en la cocina debido a su sabor amargo y composición sin sodio.

En términos de cuidado personal, la sal marina es preferible para una exfoliación suave y purificación del cutis, mientras que la sal de Epsom provee propiedades analgésicas y antiinflamatorias superiores, siendo más indicada para bañeras y tratamientos específicos musculares o de la piel. Cabe subrayar que durante baños, la sal de Epsom no debe aplicarse en heridas abiertas para evitar irritaciones, y la sal marina debe usarse con moderación para prevenir resequedad.

En labores agrarias, la sal de Epsom es un aliado valioso para el enriquecimiento del suelo, especialmente en cultivos delicados, mientras que la sal marina cumple una función tradicional en la conservación de alimentos y gastronomía.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto