Este árbol lo deberías tener en tu jardín sí o sí: su fruta está riquísima y son un repelente natural de garrapatas

Los cerezos no sólo son estéticamente atractivos al florecer, sino que sus frutos y propiedades únicas los hacen ideales para nuestros jardines

Los cerezos no sólo son estéticamente atractivos al florecer, sino que sus frutos y propiedades únicas los hacen ideales para nu

Los cerezos no sólo son estéticamente atractivos al florecer, sino que sus frutos y propiedades únicas los hacen ideales para nuestros jardines.

| Palma |

El cerezo, un árbol conocido por su valor ornamental, es mucho más que un simple atractivo visual. Conocido científicamente como Prunus avium, el cerezo dulce no solo embellece cualquier jardín con sus floraciones en primavera, sino que también ofrece una fruta deliciosa y una función práctica adicional que ha captado la atención tanto de jardineros novatos como de expertos.

Una de las características más apreciadas de plantar cerezos en el jardín es su capacidad para actuar como un repelente natural contra garrapatas y mosquitos. Esto se debe al olor particular que emiten tanto el árbol como sus hojas, funcionando como una barrera natural contra estos molestos insectos. Además, el cultivo de cerezos no requiere procedimientos complicados ni una gran experiencia previa, siendo su cuidado accesible para quienes deseen disfrutar de sus múltiples beneficios.

Pasando al aspecto más práctico, la plantación de cerezos puede realizarse fácilmente tanto en jardines grandes como en espacios más limitados. Estos árboles son adaptables y pueden soportar bien las tareas de poda, esenciales para su salud, que deben realizarse idealmente a comienzos de la primavera. Durante los meses de abril y mayo, se puede disfrutar de una espectacular floración que anuncia la llegada de la estación más cálida.

Tras el desarrollo de las flores, hacia finales de julio, los cerezos producen sus reconocidos frutos: las cerezas. Estas pequeñas joyas rojas no solo son apreciadas por su sabor dulce, sino que también son ricas en vitamina C, fibra y antioxidantes, lo que las convierte en un añadido saludable a cualquier dieta. Aunque el cerezo es originario de Europa y Asia, hoy se cultiva extensamente en todo el mundo, adaptándose bien a diferentes climas e incrementando su popularidad global.

El impacto ambiental positivo del cerezo

Más allá de su belleza y frutos, el cerezo contribuye al ecosistema de forma notable. Al funcionar como un repelente natural, estos árboles pueden disminuir la necesidad de pesticidas químicos, promoviendo un ambiente más seguro y sostenible en el jardín. La presencia de estos árboles también puede fomentar la biodiversidad, atrayendo a polinizadores como abejas y pájaros, quienes se benefician del néctar y las semillas.

Aunque se pueden plantar en cualquier momento en que el clima no sea extremo, es ideal plantar cerezos a finales del invierno o comienzos de la primavera para asegurar un crecimiento óptimo. Los cerezos suelen tardar entre 3 a 5 años en empezar a producir frutos tras su plantación inicial, siendo esto variable según las condiciones de cultivo.

Con su función estética, nutricional y como repelente natural, el cerezo presenta una opción multifacética que vale la pena considerar para cualquier jardinero en busca de mejorar tanto el ambiente como la salud de su jardín.

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