A menudo, el ritmo acelerado de la vida cotidiana no permite lograr un sueño reparador, lo que impacta directamente en la calidad de vida. El estrés, las preocupaciones y el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede inferir en el descanso nocturno, lo que a su vez afecta en la energía, el estado de ánimo y la concentración durante el día. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud (NIH) de Estados Unidos, el sueño es tan importante para la salud como una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico.
La cantidad de sueño que una persona necesita varía según la edad, y entender estas necesidades es clave para mantener una salud óptima. Los expertos en salud recomiendan que los niños en edad escolar duerman al menos nueve horas cada noche, mientras que los adolescentes deberían descansar entre ocho y diez horas. En el caso de los adultos, se sugiere un mínimo de siete horas de sueño por la noche para asegura el bienestar físico y mental.
A pesar de la importancia del sueño, existen muchos mitos relacionados con este tema. Uno de los más comunes es que los adultos necesita dormir menos a medida que se hacen mayores. Sin embargo, lo cierto es que la cantidad de horas de descanso necesarias debe mantenerse constante a lo largo de la vida. Lo que sí cambia es la calidad del sueño, que puede verse afectada por diversos factores, como el envejecimiento o el uso de medicamentos. Esto resalta la necesidad de adoptar hábitos de sueño saludables a lo largo de toda la vida.
Estos hábitos son fundamentales para establecer una rutina regular de sueño. Según recomienda el NIH, es importante acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Mientras que la práctica de ejercicio es beneficiosa para la salud, debe evitarse cerca de la hora de dormir. Exponerse a la luz solar natural durante al menos 30 minutos al día también favorece un descanso reparador, ya que regula el ciclo circadiano y mejora la calidad del sueño.
Asimismo, se debe evitar el consumo de sustancias como la cafeína, la nicotina y el alcohol, ya que interfieren con el sueño, alterando tanto el inicio como la profundidad del descanso. También, una infusión de valeriana antes de acostarse puede ser útil, ya que esta planta es conocida por sus propiedades relajantes. Por último, explican que el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse es perjudicial para la calidad del sueño, ya que la luz azul que emiten puede dificultar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.