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Plátano y banana: ¿En qué se diferencian?

Aunque comparten similitudes, estos dos alimentos tienen características únicas en su sabor, textura y valor nutricional

Los plátanos son más comunes en España que las bananas. | Freepik

| Palma |

El plátano y la banana, aunque parecen muy similares y provienen de la misma familia, presentan algunas diferencias significativas en cuanto a tamaño, forma, sabor, y valor nutricional, convirtiéndolas en frutas distintas con sus propias cualidades. En España, especialmente en las Islas Canarias, el plátano ocupa un lugar especial en la dieta y cuenta con la denominación de Indicación Geográfica Protegida (IGP).

Una de las diferencias más notorias entre el plátano y la banana es su aspecto. El plátano tiende a ser más pequeño, con una curvatura pronunciada y motas negras que aparecen a medida que madura. En promedio, el plátano pesa alrededor de 135,5 gramos y tiene una longitud de 15,7 centímetros. La banana, en cambio, es más larga y recta, con un peso medio de 237,7 gramos y una longitud de 20,5 centímetros, y su color interior es más blanquecino.

Otra diferencia notable es el origen de ambas frutas. El plátano se cultiva principalmente en las Islas Canarias, en un proceso que sigue los estándares de control fitosanitario y medioambiental de la Unión Europea. Este tipo de producción es mayormente artesanal y realizado por pequeños agricultores. La banana, por otro lado, es producida a gran escala en países latinoamericanos como Ecuador, Colombia y República Dominicana, y su cultivo está mayormente controlado por grandes multinacionales.

En cuanto a su valor nutricional, el plátano de Canarias contiene un porcentaje significativo de fibra (2,22 gramos por cada 100 gramos), lo que ayuda a mejorar la digestión y a regular el colesterol. Además, tiene más potasio que la banana, con 420 mg frente a 387,8 mg, lo que beneficia la recuperación muscular, siendo una elección popular entre los deportistas. También destaca su mayor contenido en vitaminas, especialmente la vitamina C y la B6, fundamentales para el sistema inmunitario y el metabolismo.

El sabor y la textura también difieren. Los plátanos son más dulces y cremosos, con una textura densa y un sabor más intenso que la banana. Esto se debe a su mayor contenido en azúcares naturales y menor proporción de almidón, lo que les da una consistencia más suave y jugosa. Las bananas, en comparación, son menos dulces, con una textura más firme y un sabor más neutro, características que las hacen versátiles en preparaciones de cocina.

Por sus cualidades, el plátano es preferido en recetas de repostería como pasteles, tartas y el clásico "banana bread", donde aporta dulzor y humedad sin necesidad de añadir azúcar. La banana, en cambio, suele utilizarse más en batidos y platos tropicales.

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