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El ajoblanco: una sopa fresquita para combatir el calor

Descubre cómo esta receta tradicional andaluza se convierte en el aliado perfecto durante los meses de verano

El ajoblanco es muy fácil de hacer y es una gran opción saludable para refrescarse.

| Palma | |

El ajoblanco es una de las joyas culinarias de la gastronomía andaluza, especialmente popular en los meses de verano. Esta sopa fría, elaborada a base de almendras, ajo, pan, aceite de oliva, vinagre y agua, ofrece una combinación refrescante y nutritiva ideal para los días de calor intenso.

Con una textura suave y un sabor ligeramente ácido, el ajoblanco no solo sacia, sino que también hidrata y aporta energía sin dejar de ser ligero. En su versión tradicional, se suele acompañar de uvas o melón, que añaden un toque dulce que contrasta con la cremosidad de la sopa.

La popularidad del ajoblanco ha trascendido las fronteras de Andalucía, siendo ahora reconocido y apreciado en toda España, e incluso en el extranjero. Su facilidad de preparación y sus ingredientes básicos lo convierten en un plato accesible para todos, y al mismo tiempo, en una excelente opción para aquellos que buscan una alternativa saludable y deliciosa a los platos más pesados del verano.

Este plato, cargado de historia y tradición, no solo es un placer para el paladar, sino que también es un claro ejemplo de cómo la cocina mediterránea ha sabido adaptarse a las necesidades de su entorno, creando recetas que no solo alimentan, sino que también refrescan y aportan salud. Así, el ajoblanco se posiciona como una de las mejores opciones para combatir el calor del verano, ofreciendo un bocado de frescura en cada cucharada.

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