El año 1998 se erigía como el último vestigio de un caso de Lepra en Baleares, una enfermedad que azotó a la humanidad durante años y que se integró en los relatos bíblicos como una patología demoníaca. En 2022, ha vuelto a aparecer en nuestras tierras de manera residual, con dos casos diagnosticados. Sin embargo, son muchos los detalles que se desconocen a nivel general sobre esta enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo Mycobacterium leprae.
La Lepra es una enfermedad que se transmite muy lentamente y el período de incubación puede durar más de cinco años aunque pueden aparecer los primeros síntomas el primer año o alargarse a 20 o más. A pesar de ser bastante contagiosa, el control riguroso de la situación por parte de la OMS ha evitado que, por ejemplo, en España sea una enfermedad muy poco extendida.
Sin embargo, el contagio es muy sencillo a través de las gotículas que se expulsan de la boca o la nariz, en el curso de contactos cercanos y frecuentes con personas que no han recibido tratamiento. Es una patología cutánea que también afecta a los nervios periféricos, la mucosa del tracto respiratorio superior y los ojos.
Por otro lado, para más tranquilidad, es curable con un tratamiento medicamentoso, aunque si no se trata puede causar daños progresivos y permanentes en la piel, los nervios, las extremidades y los ojos .En 1981, la OMS recomendó la PQT, que en la actualidad consiste en tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. Esta trilogía de fármacos se proporciona de manera gratuita a los pacientes debido a un convenio hasta 2025 con Novartis.