A pesar de ahorrar en el consumo de papel (con lo que ello implica para los bosques) el correo electrónico también tiene una importante huella ambiental. Los expertos estiman que cada uno de nosotros producimos anualmente alrededor de 135 kg de CO2 solo con el uso de nuestro correo electrónico. Es el equivalente a conducir 320 kilómetros con nuestro coche.
El correo postal tradicional es más contaminante que el electrónico, pero el tráfico de internet genera tantas emisiones de CO2 como el sector de la aviación. Enviar un solo mail genera entre 1 y 50 gramos de CO2 según algunos expertos, dependiendo principalmente del volumen de los datos adjuntos. Modificar los hábitos personales y laborales en el uso de esta herramienta informática puede contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Se calcula que diariamente se envían unos 100.000 millones de emails, el 85 % de ellos son correo no deseado (spam). Por ese motivo si marcas los mensajes indeseados como spam en lugar de eliminarlos puedes ahorrarle un coste al planeta. También puedes denunciar ante la Agencia de protección de datos. Es importante asimismo evitar dar masivamente tu consentimiento de aceptación de cookies cuando navegas en internet o bien para obtener tarjetas de puntos de las principales franquicias comerciales. Evita además entrar en cadenas de mensajes.