Cada día son más los agricultores que apuestan por sembrar variedades autóctonas. Ante el incremento de la demanda, la Associació de Varietats Locals (AVL) ha organizado un curso formativo impartido por el ingeniero técnico agrícola y experto en variedades locales de frutales Llorenç Payeras, que ha disertado sobre cómo crear una plantación comercial de árboles frutales de variedades locales.
Una docena de agricultores se han interesado por el tema. Payeras les ha explicado cuáles son las pautas, los pros y los contra, para la creación de cero de una plantación de estas características en todos sus ámbitos; las particularidades que tiene porque las variedades locales tienen toda una serie de dificultades y de necesidades que las hace diferentes de una plantación convencional. Lo primero a tener en cuenta –ha incidido– es que una plantación comercial es un plan de negocio, con un proyecto inicial, una inversión, una actividad y un resultado de beneficio esperado.
Además de las condiciones legales, técnicas y económicas, son muchos los condicionantes a tener en cuenta para llevar a cabo el proyecto. Muy importante es el medio: el clima, la tierra, el agua, las plagas, las enfermedades o las malas hierbas.
Del clima, por ejemplo, es importante saber la cantidad y la distribución histórica de la pluviometría, las horas de frío, las heladas o las medias de las temperaturas. También la disponibilidad de agua para riego. Si será de pozo o depurada y el coste que tendrá ésta.
También se tiene que tener en cuenta «la estructura y la infraestructura de la explotación: las dimensiones de la parcela, las instalaciones, la maquinaria o la mano de obra disponible, entre otros aspectos», apunta.
Para Llorenç Payeras es importante realizar un estudio de mercado. «Toda plantación comercial necesita de un estudio general del mercado y de la posición donde se quiere situar su producción concreta. El mercado de las variedades locales es todavía una parte desconocida; requiere un sobreesfuerzo comercial. También es aconsejable realizar un estudio económico financiero».
Son muchas las variedades autóctonas aptas para emprender un proyecto comercial. Por ejemplo, uno de los más grandes de la Isla está en Porreres, en la finca Sa Volta, de Agromart, que fue visitada por los alumnos del curso. En un terreno de 10 cuarteradas se han sembrado los últimos años 4.000 árboles nuevos, entre frutales de hueso e higueras.
De higueras, hay 900 plantas de cinco variedades diferentes. De manzanos, los hay de cuatro variedades. De ciruelos de frare roig o frare llarg, que son de forma alargada, hay unos 500 árboles. También hay ciruelas llamadas de fresa y de plátano. 400 árboles más de cada variedad. De melocotonero, 900 árboles más. 300 de cada variedad: sineuer, groc tardà y mamalló. Y del albaricoque se han sembrado tres variedades diferentes.