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Una ‘noche de cine' en el Concert de la Lluna a les Vinyes

Bodegas Macià Batle acoge la velada musical

Marta Taura, Francisca Rubí, Sebastià Rubí, Maria Llaneras, Ramón Moreno, Joan Carles Taura y Marta Fernández.

| Palma |

Una vez más, música y solidaridad se tomaron de la mano en el Concert de la Lluna a les Vinyes que, como es tradicional, se llevó a cabo entre los viñedos de las Bodegues Macià Batle, con su sede en Santa Maria del Camí, y con una actuación especial de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, que tocó bajo la batuta de Pablo Mielgo, y con Smerald Spahiu como solista. Este evento ineludible del verano mallorquín celebró el pasado sábado su undécima edición, demostrando que el arte y el ocio pueden servir para aportar un grano de arena y mejorar la vida de los que más lo necesitan.

Como cada año, los beneficios obtenidos en esta cita cultural, de espíritu altruista y que logró reunir a más de un millar de personas, irán dirigidos a la ONG mallorquina Amics de la Infància, con el objetivo de financiar sus proyectos de cooperación y desarrollo en países como Perú, Bolivia e India, donde trabajan para mejorar la vida de niños y niñas en situación de extrema pobreza.
Por gentileza de las empresas colaboradoras, una parte imprescindible de esta velada solidaria, el público asistente tuvo la oportunidad de disfrutar de una gran variedad de productos de primera categoría, que abrazan la gastronomía tradicional mallorquina, como son las ensaimades, panades y los llonguets del Forn de Ca na Teresa, acompañados por la icónica sobrassada de Can Company; los intensos quesos Mahón-Menorca Denominación de Origen de Es Mercadal, que combinaban a la perfección con las frutos secos de Almendras Capó o las célebres galletas de Quely. El taco de Ca'n Pintxo, un delicioso sope mexicano, fue la sorpresa exótica y colorida del surtido, mientras que las tapas de Turquesa Catering sirvieron de antesala para que los refrescantes helados de Fet a Sóller y los refrescos clásicos de Coca-Cola, encargados de endulzar la velada. Sin olvidar, evidentemente, los vinos de Macià Batle, que brindó tres caldos que son una apuesta segura: su Blanc de Blancs, premiado este año con el Baco de Oro; su emblemático tinto 1856, y el rosado Margalida Llompart.
Todo este lujo de experiencias musicales, gastronómicas y emotivas no hubieran sido posibles sin la aportación del servicio de vigilancia y control de accesos de la empresa GPS Seguridad y la atención sanitaria de Quironsalud Clínic Balear, que velaron en todo momento para garantizar el éxito de la noche. Por último, como cada año, y ya van once, el Grup Trui volvió a organizar y coordinar los aspectos relacionados con la infraestructura escénica del concierto.

Desde el montaje de las carpas y las sillas, hasta el manejo de los equipos de sonido o iluminación. Además, cabe destacar la labor de un nutrido grupo de voluntarios que, además de ade- cuar el recinto antes y después del concierto, se encargó de atender a los presentes. Más de mil personas que dejaron volar primero su imaginación gracias a los grandes éxitos del compositor estadounidense John Williams, el maestro detrás de bandas sonoras tan icónicas como Indiana Jones, Star Wars o Harry Potter, entre otras composiciones, que trajeron recuerdos en forma de fotograma. Tal fue la ex- hibición de la Simfònica que logró que el público se levantara de los asientos al concluir el recital. El DJ Txema Sánchez cerró una noche en la que el público no entendía ni de procedencias, ni de edades, ni de clases sociales, pero tenía un denominador común: vino a gozar, comer y reír. A disfrutar por una buena causa.

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