Cayetano Rivera ha aterrizado este miércoles en Mallorca para disfrutar de unos días de descanso. El torero ha escogido la isla para desconectar tras su polémica detención la madrugada de este lunes en Madrid. Los hechos ocurrieron en torno a las 2.30 horas y el diestro fue arrestado en un restaurante de hamburguesas tras presentar resistencia y desobediencia a unos agentes de Policía. Al salir de la comisaría, el modelo acudió un centro hospitalario, aparición en la que se le pudo ver un golpe fuerte en el pómulo izquierdo, así como otro en la rodilla izquierda.
Cayetano fue acompañado de un amigo y salió muy serio y cabizbajo. Pocas horas después escribía en mensaje en sus redes sociales: «El verdadero dolor nace de la impotencia y la frustración de sentirme tratado como un delincuente o incluso un 'terrorista' por una discusión previa, en la que en ningún momento amenacé ni agredí a nadie. Mucho menos a la policía, institución que siempre he respetado y admirado por su labor y valentía, y a la que seguiré reconociendo como tal». Ahora busca olvidar este episodio en la isla, a la espera de que se celebre el juicio.
El torero ya ha intervenido en distintos medios donde ha defendido su inocencia, como en el programa Y ahora Sonsoles de Antena 3, donde señaló que la actuación de los agentes había sido «desproporcionada» y adelantó que interpondrá una denuncia a los agentes que le detuvieron porque, a su juicio, se «excedieron». Para tratar de desconectar, Cayetano se ha decantado por uno de sus destinos favoritos: Mallorca.
El diestro ya disfrutaba de los encantos de la isla junto a Eva González y su hijo en común, donde el entonces matrimonio derrochaba gestos de cariño y amor en las playas mallorquinas. Unos viajos en los que el torero siempre ha intentado pasar desapercibido como por ejemplo hace dos años, cuando acudió al cumpleaños de su amigo Domingo Zapata. El modelo fue uno de los invitados a la fiesta organizada por el pintor mallorquín, celebración que tuvo lugar en el restaurante Sa Roqueta. Una discreta visita del matador de toros a la Isla para soplar las velas con su buen amigo.
Hay que ser torero...